Software Libre en las reparticiones públicas
Los millones que el Gobierno aún no quiere ahorrar
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Tux, la mascota oficial de Linux.. |
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Roberto Sepúlveda, diputado RN
(fuente: robertosepulveda.cl) . |
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Como Brasil o Noruega, Chile podría utilizar alternativas gratuitas en el software de todas sus oficinas y escuelas públicas, dejando de pagar las costosas licencias de Windows y Office. El debate en nuestro país ya comenzó.
Cada vez que compramos un computador listo para utilizar, estamos comprando dos cosas: el hardware, o los fierros, y el software, o el sistema operativo y los programas que lo hacen funcionar. Este software puede ser de dos tipos. Propietario, como Microsoft Windows y Office, y por cual debemos pagar. O puede ser libre, como el sistema operativo Linux y la suite OpenOffice, que son en principio gratuitas, y tan sólidas o más que Windows. Ambas opciones tienen ventajas y desventajas, pero en concreto, si elegimos usar programas libres, podemos ahorrar más de en un computador.
Ahora, ¿qué pasa si no se trata de solo un computador, sino de todos los computadores que se utilizan en todos los ministerios, subsecretarías, oficinas del gobierno y escuelas públicas? ¿Cuánto dinero podría estar gastando demás el país? A primera vista, es una cifra astronómica.
Sólo un ejemplo: el 2007 JUNJI, la división de Jardines Infantiles que depende del Ministerio de Educación, este año gastó 12 millones de pesos en hardware, pero tuvo que pagar 155 millones de pesos en licencias de software. Licencias que, en el caso del software libre, cuestan cero pesos.
A pesar de estas cantidades astronómicas, el debate recién está comenzando en Chile, a diferencia de otros países del mundo e incluso de la región, donde la discusión sobre el software libre y el pagado ha terminado en la adopción del primero a todos los niveles de las esferas de gobierno.
Otros gobiernos
Los antecedentes en la adopción de este formato vienen desde cerca. Brasil, bajo el mandato de Lula da Silva, fue el primer país en el mundo en decidir dejar Windows y adoptar Linux en sus reparticiones públicas. Comenzó como una iniciativa experimental en distintos organismos, y en estados como el de Sao Paulo.
El siguiente paso fue la decisión del presidente de decretar el uso de Software Libre por ley en todas las reparticiones de su gobierno, lo que según sus cálculos podría traer un ahorro de 540 millones de euros. Esta política, impulsada sobre todo por el director del Instituto de Tecnologías de la Información, Sergio Amadeu, pronto topó con el lobby de Microsoft, la empresa que tenía más que perder ante la pérdida automática de todo un mercado cautivo.
El gobierno de Venezuela, también de izquierdas, debe terminar antes del primero de enero de migrar todo el software de su administración pública a uno libre, merced al decreto 3390 del presidente Chávez. Pero en otros gobiernos o instancias de alto nivel del globo también se ha avanzado en este sentido. Los portales de los sitios web de la ONU también utilizan soluciones no propietarias, en este caso el administrador de contenidos Joomla. Últimamente la Asamblea Nacional Francesa decidió utilizar Linux, y lo mismo hizo este año el Parlamento Italiano.
En Chile
El Estado chileno ha hecho una inversión gigantesca en desarrollo computacional, impulsada por la política de gobierno de incentivar la penetración de las tecnologías de información en la sociedad para ser un país más competitivo. Tanto el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial, además de las municipalices deben pagar la licencia de todas las copias de Windows y Office en sus computadores. Esto incluye uno de los puntos más amplios: el software utilizado en miles de colegios públicos dependientes de las municipalidades.
Según el senador Alejandro Navarro, quien presentó una propuesta este año para que el gobierno estudie dejar de pagar estas licencias, “Sólo estos nueve ministerios suman un total de $7.207.027.000, lo que equivale a una cifra varias veces superior al presupuesto anual de más de 200 municipalidades del país (un 57% del total de municipalidades) que tuvieron presupuestos inferiores a 2 mil millones de pesos el 2005”.
Su propuesta ha contado con la ayuda de activistas sobre este tema. Entre esos se encuentra el Movimiento Software Libre Chile, que predica y practica: parte de sus actividades son capacitaciones hechas por voluntarios de todo el país a gente común y corriente para demostrar que aprender a usar Linux/Open Office es tan fácil como aprender a utilizar los tradicionales productos de Microsoft.
Una voz destacada en el ámbito de la promoción de soluciones alternativas es el periodista y activista Christián Leal, autor del reconocido blog ElFrancotirador y premiado recientemente con premio Hewlett Packard al mejor artículo de tecnología. “El software libre es mucho más económico, incluso considerando costos de migración y aprendizaje, porque dejas de pagar licencias a largo plazo e incentiva el desarrollo de aplicaciones propias”, opina.
-¿Se podría abandonar el software propietario por soluciones libres?
-Depende. El software privativo (digamos, comercial) tiene su espacio al igual que el software libre (por ejemplo, los mejores programas de edición multimedia siguen estando sobre Windows). Sin embargo eso no evita que se realice una evaluación de factibilidad y se adopte Linux y otros programas donde sea posible. Por ejemplo, el área ofimática es un campo donde el software libre (OpenOffice) puede suplir perfectamente a Microsoft Office, más ahora que el formato de documentos ODF fue aprobado como estándar internacional ISO y el gobierno tiene un compromiso de adopción en ese sentido.
Las propuestas del socialista Navarro encontraron eco en el diputado de RN Roberto Sepúlveda, quien impulsó una petición para que el gobierno, de plano, se cambie al sistema operativo Linux y deje Microsoft Windows. En julio logró concretar esto en un acuerdo aprobado por una amplia mayoría de 64 diputados, en que piden “la implementación en las oficinas (…) de la Administración del Estado del sistema de software libre”. Además los diputados aprobaron pedir también la inclusión del aprendizaje de este software en las mallas curriculares de los colegios y su difusión en el país.
Por supuesto, no están todos de acuerdo. La principal organización detrás de esto es la ACTI, o Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información, que afirmó en un comunicado recibir la noticia del acuerdo con “preocupación”, y señaló que esto violaría el principio de neutralidad tecnológica del Estado y dañaría la libre competencia. “Debe respetarse el derecho de decisión de los usuarios, quienes pueden elegir libremente entre los programas de fuente abierta, comerciales y libres, de manera que tengan acceso a servicios competitivos y de calidad”, declaró el presidente de ACTI, Raúl Ciudad, en dicho comunicado.
La situación parece similar, si bien con mucha ventaja por parte del statu quo, a la vivida en Brasil, donde Sergio Amadeu terminó renunciando por el lobby que Microsoft había operado con toda su fuerza y con métodos incluso al borde de la ética. “Existe una presión por parte de las empresas que monopolizan el mercado mundial de software y hacen lobby dentro del propio gobierno para paralizar la acción del software libre”, declaró en una rabiosa entrevista de despedida.
Las preguntas sobre la madurez y solidez del Software Libre como propuesta están claramente respondidas, y el argumento de los millones ahorrados pesa mucho en un país como el nuestro, que es pobre pero quiere insertarse en la ruta avanzada del cambio tecnológico. Sólo falta ver si el poder tendrá la claridad de visión para tomar la decisión más eficiente.
Software Libre v/s Propietario
El software propietario, como Windows u Office, de Microsoft, tiene generalmente código cerrado, y se debe pagar una licencia para utilizarlo. Eso significa que los únicos que pueden crear nuevas versiones del programa son los mismos desarrolladores, y que estos cobran su derecho de autores a la hora de distribuir su software.
El Software Libre se define, según la Fundación Software Libre mundial, “se refiere a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software. De modo más preciso, se refiere a cuatro libertades de los usuarios del software”. Estas libertades serían para: usar el programa con cualquier propósito, estudiar el programa y modificarlo, distribuir copias, realizar mejoras públicas y compartirlas.
En la práctica, eso significa que el código fuente de un programa o un sistema operativo es de público conocimiento, con lo que cualquier programador o comunidad de programadores puede trabajar sobre el trabajo de otros y crear nuevas versiones y mejoras de esto. Por anárquico que pueda parecer, esto ha resultado en un trabajo increíblemente potente de diferentes grupos a escala mundial que han creado propuestas sólidas.
Un ejemplo: para sustituir el sistema operativo Windows que viene usualmente pre-instalado en todos los computadores, existe la distribución Ubuntu del sistema operativo Linux. Este sistema operativo base fue creado por Linus Torvald, y existen muchas “distribuciones”, creadas por distintas fundaciones con la ayuda de programadores de todo el orbe. La empresa Canonical patrocina su distribución, pero no cobran por su distribución, y existen otras empresas que ofrecen capacitación y soporte.
Estos dos últimos puntos son los argumentos que utilizan las compañías de software propietario como Microsoft: al comprar la licencia de Windows u Office, también se está pagando por el soporte, el que no tendrían distribuciones libres. Falso. Existen compañías que cobran por ese servicio, manteniéndolo separado del precio de licencia. Y como resultado final: esos costos siguen siendo mucho menores a los de seguir pagando licencias propietarias. |