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Desechos
de comida, ropa, escombros, botellas. Todo termina siendo basura,
la misma que espera a diario el paso de los recolectores, ya sea
en veredas afuera de los hogares más humildes o en modelados
basureros del sector oriente.
El gobierno
decretó emergencia sanitaria en junio. La crisis de los residuos,
para ponerle un nombre diplomático, alcanzó a las
comunas de del sur de Santiago que no podían botar sus desechos
en el relleno Santa Marta de Talagante. Debían partir a Quilicura.
La no recolección
de los residuos domiciliarios y la consecuente acumulación
de ellos en las calles despertó la inquietud de autoridades
y afectados.
Gracias al problema
de Santa Marta, la Empresa Metropolitana de Residuos Sólidos
(Emeres) calculó que mensualmente, a las comunas de Cerrillos,
Peñalolén, Pedro Aguirre Cerda y Estación Central,
les costará entre siete y diez millones de pesos más
el descargar sus desperdicios en la planta de transferencia de Quilicura,
KDM.
Así,
la ausencia de acuerdos anteriores o la falta de acción por
parte de los involucrados, conlleva una elevación del gasto
y de las preocupaciones. Al declararse el aprieto ambiental, el
gobierno ya estaba dispuesto a asumir el costo, pero fue necesario
que las cosas sucedieran para responder a la exigencia.
El año
pasado, el promedio de basura que arrojó cada persona en
nuestro país fue alrededor de medio kilo al día. Esta
cifra varía según el nivel socioeconómico.
Mientras que en la comuna de Providencia la ponderación alcanza
a 1,2 kilos per cápita, a diario, en Lo Prado y Peñalolén
no supera los 500 gramos.
La estimación
está hecha sobre la base del total de la basura eliminada
por domicilios, industrias, construcciones y otras actividades dentro
de las comunas.
La llamada "emergencia
sanitaria" es un alerta que los mismos desperdicios hacen a
las personas. Por ello, la disposición entregada por el Servicio
de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) de reducir la capacidad
de Santa Marta, no sólo es posible por medio de la acción
de las empresas y autoridades.
Con el fin de
optimizar los trabajos, el Sesma pidió que el recientemente
inaugurado basural rebajara su cuota a dos mil toneladas diarias
y que recibiera hasta 45 mil toneladas mensuales de residuos. Esta
tarea se puede conseguir de la mano de la acción civil e
individual que implica el reciclaje. No es la mágica solución
para el problema, pero sí una efectiva manera de contribuir.
La
importancia de la R
El reciclaje
ahorra energía, recursos naturales y reduce la contaminación,
porque simplemente disminuye la cantidad de basura acumulada.
Al reutilizar
papeles y cartones se ahorra un 62% de energía y un 86% de
agua. Mientras que una tonelada de papel de este tipo evita cortar
14 árboles y disminuye la contaminación, porque el
nuevo producto no utiliza sustancias químicas.
Un programa
de reciclaje masivo reduciría el volumen de desechos depositados
en la vía pública y la cantidad de vertederos existentes.
La conciencia
social nos otorga un poco de luz a la hora de combatir la niebla
de hedor que a veces cubre sectores de Santiago. Esa conciencia
ha sido alimentada por algunas empresas que se dedican, por ejemplo,
al reciclaje de latas, vidrios o papeles.
Existen también
varias fundaciones que organizan campañas con el fin de obtener
dinero para sus proyectos. La Corporación de Ayuda al Niño
Quemado (Coaniquem) con el apoyo de Cristalerías Chile, ha
llegado a recolectar mensualmente 500 toneladas de vidrio.
Otra organización
ya conocida por todos, Greenpeace, también alza su voz al
respecto. El activista Rodrigo Romero dijo a The Moroso, que "más
que soluciones paliativas, es necesario evitar que sucedan hechos
como la declaración de emergencia sanitaria en la Región
Metropolitana".
En su opinión,
las medidas fundamentales en la prevención se pueden resumir
en las tres r, es decir, reciclar, reutilizar y reducir. Agregó
que es necesario promover al empresariado para que forme parte de
este trabajo, ya sea por incentivos tributarios o por conciencia
social.
El pasado 5
de junio se celebró una nueva versión del Día
del Medio Ambiente. Esta conmemoración pretende despertar
a aquella mayoría que está dormida en su propia mugre.
Con la posibilidad
que entrega el reciclaje, está demás esconderse cuando
venga el camión de la basura. Las buenas decisiones gubernamentales,
junto a la acción de cada ciudadano, podrían aliviar
a un bajísimo costo este dolor de cabeza.
En tiempos económicos
difíciles, como los que vive el país, es importante
recomponer los alicaídos bolsillos. Para ello la iniciativa
personal, ante el problema de la basura, es un elemento a favor
que no ha sido explotado en toda su amplitud.
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