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El complejo
sistema internacional que opera actualmente obliga a los diversos
actores, ya sean estatales o particulares, a buscar nuevos espacios
para poder competir en esta economía global. Los mercados
tradicionales tienden a verse copados por una sobreoferta o por
grandes grupos que, por los inmensos volúmenes de productividad
que manejan, poseen la ventaja de abaratar costos, impidiendo de
paso que pequeños empresarios puedan ingresar con reales
posibilidades. Es por eso que nuevos productos, entre ellos los
de tipo orgánico, aparecen como una alternativa más
que interesante.
Muy asociado
al tema ambiental, y a la preocupación cada vez mayor de
las personas por alimentarse de manera más sana, es que estos
productos orgánicos día a día van ganándose
un lugar dentro de la oferta alimenticia a nivel mundial. En Chile,
el asunto no escapa a lo que sucede principalmente en Europa y Estados
Unidos.
Pero, ¿qué
son los productos orgánicos?
El Servicio
Agrícola y Ganadero de Chile (SAG) los define como el resultado
de "un proceso productivo que, tanto en los métodos
de cultivo como en la elaboración de los productos primarios,
minimiza la utilización de compuestos de síntesis
química, con el propósito de obtener alimentos carentes
de sustancias que pudieran afectar el organismo humano".
Esto tiene su
origen en la conciencia ecológica alcanzada en los países
desarrollados, que ha incrementado en forma importante la demanda
por alimentos sanos y naturales. En general, se entiende por este
tipo de productos a:
- Vegetales
que provienen de predios que han aplicado normas técnicas
de cultivos orgánicos durante un período no inferior
a 36 meses. La producción obtenida entre los meses trece
y 36 es certificada como de transición orgánica.
- Animales,
productos cárnicos y huevos, ya sean primarios o procesados,
siempre que hayan sido obtenidos conforme a las normas técnicas
de producción orgánica desde la gestación del
animal.
- Productos
lácteos logrados a lo menos doce meses después de
iniciado el manejo orgánico del rubro.
- Productos
apícolas obtenidos después de la segunda cosecha y
transcurridos al menos doce meses de manejo orgánico del
apiario.
- Productos
fúngicos cultivados orgánicamente desde el inicio
del ciclo propio de cada especie, es decir, con manejo orgánico
desde el momento de la siembra del sustrato hasta el desarrollo
completo de la estructura comestible.
- Productos
silvestres recolectados en áreas no contaminadas claramente
definidas y cuya extracción no ponga en riesgo el equilibrio
del ecosistema, ni la sustentabilidad del recurso o de otras especies
del mismo ecosistema.
Ventas de
orgánicos en el mundo
Las cifras generalmente
son categóricas a la hora de revisar algún tipo de
fenómeno, y este caso no es la excepción. Para ejemplificar
la importancia que adquieren los productos orgánicos en el
mundo, según un informe que se basa en datos entregados por
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO) y otras instituciones acreditadas
en esta materia, hasta 1997 las ventas no superaban los once mil
millones de dólares. Sin embargo, el mercado global de productos
orgánicos alcanzó en 2001 un valor de venta de 26
mil millones de dólares.
Europa registró
un alto crecimiento en la venta de estos alimentos, llegando a los
12 mil millones de dólares. Los principales mercados que
aumentaron fueron Italia, Francia, Reino Unido y Alemania, siendo
los germanos los de mayor desarrollo de la Unión Europea.
Sobre el Reino
Unido, una información difundida por la organización
británica Soil Association precisó que "un tercio
de su población infantil está siendo alimentada con
productos orgánicos". Pero el mercado más grande
del mundo de productos orgánicos lo tiene Estados Unidos,
donde las ventas de estos alimentos han aumentado a un ritmo anual
de más de un 20 por ciento desde 1992.
Y para confirmar
que se trata de un espacio poco explorado aún, las expectativas
para los próximos cinco años son bastante promisorias,
ya que se espera alcanzar los 80 mil millones de dólares
en venta de productos orgánicos en los principales mercados
del mundo.
El caso de
Chile
Chile posee
ventajas comparativas y condiciones agroecológicas casi únicas
para la producción orgánica, por lo cual el éxito
o el fracaso en la lucha por el nuevo mercado radicará en
la inteligencia de los empresarios.
Claro que también
hay competidores. Argentina y México, por ejemplo, cuentan
con una ventaja que Chile no posee: estar en la lista de Terceros
Países de la Unión Europea (UE). Eso significa que
aquellos productos rotulados como orgánicos dentro de Argentina,
pueden ingresar sin problemas a diferentes países europeos.
En Chile, pese
a contar con un programa para el desarrollo de la agricultura orgánica,
este sistema aún no es reconocido a nivel internacional.
En octubre de 2000 se hizo la postulación oficial como país
para ser considerado en la lista de Terceros Países por la
(UE), que está actualmente en revisión por España
y Portugal, naciones miembros designados para ello. Por ahora se
necesita contar con una aprobación especial en cada país
de destino para ingresar con los productos orgánicos, sin
embargo, el tratado suscrito en mayo con la Unión Europea
podría hacer más expedito el trámite.
En
cuanto a los productos, en Chile las empresas dedicadas al rubro
orgánico presentan una amplia diversidad, y se concentran
entre las regiones VI, VIII y X. Pero es un mercado nuevo y aún
pequeño: más del 80% de las explotaciones son menores
o iguales a 10 hectáreas, con una antigüedad menor a
5 años.
La oferta de
productos orgánicos desde Chile se ha ampliado con el paso
del tiempo. Actualmente, paltas, uvas, semillas, aceitunas e incluso
vinos (Carmenere y Cabernet Sauvignon) se están abriendo
paso en los mercados internacionales. Se trata de un sector emergente
e innovador, que ha contado en sus proyectos con el respaldo del
Fondo Nacional de Desarrollo Tecnológico y Productivo (Fontec),
de CORFO (Corporación de Fomento de la Producción)
En el campo
de la vitivinicultura, Concha y Toro es la primera viña que
apostó por la utilización de tecnologías limpias
tanto en el manejo orgánico de los viñedos como en
el posterior proceso de vinificación en dos predios de la
zona de Talca. "Por nuestra cuenta hicimos, además,
un Carmenere orgánico que se dio en forma espectacular, al
igual que el Cabernet Sauvignon. Ambos van a salir este año
al mercado. Más adelante empezaremos a producir Chardonnay,
en Casablanca", comentó a The Moroso Eduardo Holzapfel,
jefe de Investigación, Desarrollo y Tecnología de
la viña.
Los vinos han
sido certificados como orgánicos por la empresa alemana BCF,
lo que permite su comercialización a nivel internacional.
Así se está ingresando a un mercado que cada vez cuenta
con más adeptos, los que están dispuestos a pagar
más por productos de mayor calidad. "Nuestra idea es
producir buenos vinos que como mínimo tengan calidad tipo
varietal. Esto porque es importante que cuando alguien compre un
vino orgánico sea de calidad y lo vuelva a comprar",
concluye Holzapfel.
La Viña
Undurraga, por su parte, está en el proceso de transición
para iniciar la producción de vinos orgánicos tras
la vendimia de 2003. El proyecto comenzó en 1999 y la empresa
calcula que en tres años más se logrará el
certificado internacional de calidad orgánica, que en su
caso se aplicará a la uva.
"En las
viñas orgánicas no se debe aplicar ningún pesticida
ni plaguicida. Su manejo se basa en productos naturales y en equilibrios
biológicos, para impedir la aparición de hongos y
otras enfermedades", dijo Francisco Valdivieso, gerente agrícola
de Undurraga.
La superficie
dedicada al proyecto, 12 hectáreas, es todavía marginal
respecto de la extensión que cubren los viñedos. Asimismo,
la producción de vino orgánico por hectárea
sembrada es bastante menor que el rendimiento de las variedades
convencionales, que llega a diez mil litros, señaló
Valdivieso.
Ese factor determina
un costo mayor de estos productos. Pero, según Valdivieso,
"para nosotros, el vino orgánico es un tema de marketing.
La posibilidad de colocar otro vino top en nuestro catálogo
y ganar mercados. Vemos buenas posibilidades en Europa, donde demandan
más productos naturales"
En otra área,
Ignacio Álamos Jordán decidió cultivar en forma
orgánica palta Hass, en la zona de Cabildo, Quinta Región,
llegando a exportar este año más de 500 toneladas
bajo la certificación de la prestigiosa compañía
suiza-alemana IMO. "Cuando uno se ha criado en el campo se
da cuenta de que la naturaleza tiene formas de mantener el equilibrio.
Por eso queremos imitar su lógica de funcionamiento a través
de los cultivos orgánicos", explicó Álamos.
Si bien los
productos orgánicos en la actualidad pueden costar en promedio
25% más que los no orgánicos, la tendencia es que
los precios se vayan nivelando. "El problema es que estamos
hablando de una producción que tiene costos y riesgos más
altos y su rendimiento es algo menor que la tradicional que usa
plaguicidas o herbicidas. Pero, debido a su demanda, la ventaja
es que una fruta orgánica hoy se vende antes de ser comercializada",
señaló Jordán.
El gran orgullo
de la producción orgánica chilena se consiguió
el viernes 15 de febrero del presente año, cuando el cordero
orgánico de la Región de Magallanes, de Frigorífico
Sacor, obtuvo el premio al "Producto del Año" en
la Feria Mundial de Productos Orgánicos más importante
de Europa, Biofach, que se desarrolló en Nüremberg,
Alemania.
El jurado del
concurso -en el que participaron un centenar de nuevos productos
orgánicos de los cinco continentes- estableció como
primera consideración la calidad del producto, cuya degustación
provocó admiración y elogiosos comentarios. En segunda
instancia, se premió el concepto de región orientada
hacia lo orgánico, preocupada de la preservación del
medio ambiente con un relevante impacto social, que, en el caso
de Sacor, influyó directamente en las exportaciones del producto
a Europa, donde el tema es de creciente interés.
"El tema
orgánico es un camino sin retorno. En la actualidad se ha
tomado conciencia de consumir un producto seguro y amigable con
el medio ambiente. En un futuro cercano, esto va a ser una norma",
aseguró el gerente de Sacor, Rigoberto Bahamonde, trasluciendo
en sus palabras una invitación a que los productores nacionales
no teman en una inversión que, de ser puesta correctamente
en práctica, no debería fallar dado por la curva ascendente
que evidencia el comercio de estos productos.
Sitios relacionados:
http://www.fao.org
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