NACIONAL
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Una Venecia subdesarrollada

Petróleo diesel y gas natural:

Juntos y además revueltos

El proyecto que impulsa la utilización masiva del gas natural en el transporte público está en desventaja frente a la oferta del petróleo diesel. Ante esta situación, el gobierno está pensando en la posibilidad de subsidiar vehículos que utilicen un sistema dual.

por Marion Giraldo

Y en un principio era la gasolina con plomo. Encargada por décadas de convertir el cielo de las grandes urbes de Chile en una gruesa capa de partículas, cuyo color ambiguo pasa por el ámbar, el beige y un tipo claro de café.

Ya casi al borde de la eliminación de este combustible, el transporte público transitó hacia el petróleo diesel. Una sustancia que en países desarrollados es considerada un peligroso contaminante. Por lo mismo, se han aplicado elevados impuestos a su utilización, o se ha subsidiado a empresas privadas de locomoción que deseen aplicar otras alternativas.

Al negro panorama del Chile de hace seis años entró a tallar otro actor importante: las industrias. Éstas que también son vistas como fuentes fijas de contaminación, eligieron reemplazar el diesel por sustancias limpias. El gas natural se presentó ante los ojos de empresarios como una buena opción para echar andar sus poderosas maquinarias.

Beneficiándose del recurso gaseoso, las principales industrias de Santiago ya han reemplazado los combustibles dañinos para la salud de los capitalinos. Atrás comenzaron a quedar el carbón y el petróleo.

Según datos de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) entre los años 1997 y 2000 se redujeron en un 50% las emisiones contaminantes de todas las fabricas de la Región Metropolitana. Resultados que tímidamente se esperaban para tres años más. Con las alentadoras cifras en mano, el Ejecutivo decidió aplicar a largo plazo este plan en el área del transporte. El intento pretende liberar a los santiaguinos del irritante smog.

El Secretario Regional Ministerial (Seremi) de la Región Metropolitana, Guillermo Díaz, señaló que "la meta es que hacia el fin de la década se utilicen preferentemente tecnologías más limpias, sobre todo, en el transporte público".

Sin embargo, trasladar la aplicación del gas natural hacia los parques automotrices capitalinos es un desafío mayor al cambio experimentado por el sector manufacturero. Éste posee más recursos y está en mejores condiciones de realizar inversiones de esta naturaleza. Además, el petróleo diesel sigue siendo un duro competidor que está bien parado por su mejor rendimiento a bajos costos.

Datos Académicos

Un reciente estudio del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile indicó que las ventajas ambientales de los buses a gas natural comprimido es relevante en comparación al diesel. Aunque para los buses híbridos, aquellos que usan kits de reconversión y poseen un sistema dual entre ambos combustibles, los resultados son comparativamente positivos, jamás alcanzarán los beneficios de un autobús que trabaja sólo con gas.

En términos económicos, la misma investigación establece que los costos de la inversión y mantenimiento de la transformación total constituye un desembolso fuertísimo.

Los buses que utilizan gas requieren de una inversión que supera en un 20% a los vehículos con petróleo diesel. Estos buses cuestan entre 80 y 90 mil dólares. En tanto, los que trabajan con el gas están valorados sobre los 100 mil dólares. El diesel gana la batalla del rendimiento de acuerdo a los costos.

Conseguir un parque de móviles a gas también requiere de una red de abastecimiento con el recurso. Un inconveniente que tardará años en solucionarse por el costo que significa. Hoy la región cuenta con dos establecimientos que comercializan gas natural para el transporte. Ello fuerza a los microbuses a salir a buscar el combustible, lo que complica la diligencia del proyecto.

El plan B

La autorización legal para que los vehículos utilicen el combustible limpio se publicó en abril de este año en el Diario Oficial. Pero hacer la transformación solicita más tiempo y mayores subsidios por parte del Estado, considerando que el petróleo diesel lleva todas las de ganar por sus ventajas económicas.

Según Mónica Vitti, del Departamento Técnico de la Secretaría Vehicular de Transportes, existen ciertos microbuses que no se ven afectados con la restricción vehicular. Entre estos se cuentan los carros de bomberos, ambulancias y transportes escolares. También se incluyen algunos buses de empresas privadas que disponen de permisos especiales.

En primera instancia, se supone que la restricción estimula a los dueños de automóviles y microbuses a la reconversión de sus maquinarias, pero una inversión de estas características obviamente no está al alcance de los bolsillos de la clase media chilena.

"Todos los años el ministerio ha ido disminuyendo las autorizaciones para estos vehículos. El año pasado se les dijo a los transportistas privados que entrarían a la restricción. Sin embargo, se les dio la posibilidad de convertir sus máquinas a gas natural comprimido en un plan piloto", asegura la funcionaria.

Es así como el Ministerio de Transportes entrega alrededor de 600 millones de pesos para subsidiar una pequeña proporción de los gastos, que superan los 10 mil dólares por bus. Con este dinero, apenas 250 microbuses pertenecientes a empresas privadas tuvieron la oportunidad de inclinarse por el nuevo plan.

Ante la lejana posibilidad de aplicar masivamente el gas natural en el transporte urbano, el gobierno también evalúa el subsidio a los buses híbridos, admitió Guillermo Díaz. Agregó que en los próximos meses aquellos vehículos también podrán optar a un nuevo proyecto de subsidios.

El impuesto contraataca

En lo que a primera vista parece un intento del Ejecutivo de respaldar el uso del gas licuado y natural frente al petróleo diesel, se ha enviado al Parlamento un proyecto de ley que permitirá igualar los impuestos de ambos combustibles en alrededor de 500 mil pesos anuales.

El 21 de mayo, el Presidente Ricardo Lagos, propuso al país que la reforma a la salud o Plan Auge se financiara con un alza al impuesto del diesel. Esta iniciativa causó rechazo entre los empresarios. La presión ejercida por el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Juan Claro, determinó que el gobierno cambiara este incremento de un impuesto específico por subir en 0,25 puntos el Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Con esas maniobras en contra el gas no puede potenciar sus ventajas económicas frente al diesel. Otro paso atrás que perjudica directamente la salud de quienes viven en Santiago.