| "Ustedes
deberían mandarnos a Pinochet para acá, porque él
sería el único capaz de arreglar el quilombo (caos)
en el que se ha convertido este país
". Así
resume Santiago, taxista de la provincia, la manera en la que se podría
salir de la actual y precaria situación mendocina.
También
relata a The Moroso que la delincuencia ha afectado poderosamente
a la región, e incluso hace menos de una semana han matado
a una joven en los márgenes de la ciudad. Al igual que en
todo el país, la situación se ha hecho insostenible,
pues falta trabajo y la hiperinflación elevó los precios
de los productos en, al menos, un cien por ciento.
Para los habitantes
de Mendoza las razones de lo que están viviendo son básicamente
dos: la acelerada y desproporcionada privatización de las
empresas estatales y, la más grave, la corrupción
política en la que Argentina se encuentra inmersa desde los
gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Así
lo enfatiza Alejandra Campagna, profesora de educación física
y especialista en fisioterapia.
Siguen los
problemas, aumenta la decepción
Alejandra vive
con su pareja, Gerardo, quien tiene un negocio textil de artículos
de baño y cama. Además cuentan con algunos departamentos
que arriendan a los turistas que llegan a Mendoza, ingreso extra
que los ayuda a subsistir, ya que la tienda de Gerardo está
a punto de quebrar y el sueldo de profesora no alcanza para mucho.
"Los departamentos
son una inversión, ya que con la inestabilidad económica
que existe acá, tener plata en los bancos es un riesgo, pero
las propiedades no te las pueden quitar
", explica Alejandra,
mientras mira fijamente los diarios que hay sobre la mesa del café
en el que nos encontramos, los que hablan de una nueva forma de
delincuencia que se ha desatado en la provincia: los secuestros.
De pronto levanta
la vista y sonríe, comienza a explicar lo maravilloso que
era antes todo: "nosotros viajábamos constantemente
a Chile y encontrábamos tan extraño que ustedes no
compraran compulsivamente en Falabella, te juro que no lo podíamos
entender. Todo era tan barato, yo llegaba acá llena de ropa
y no entendía por qué ustedes no se compraban todas
esas cosas lindas que tiene allá. No te imaginás cómo
los entiendo ahora
"
Gran parte de
las negocios mendocinos han cerrado, pues no tienen la posibilidad
cierta de seguir existiendo debido a que no reciben apoyo del gobierno
y además la población no puede acceder a los productos
que ofrecen. Las empresas extranjeras son las únicas que
se mantienen en pie y las nacionales que cuentan con algún
tipo de contactos dentro de las cúpulas políticas.
Metro, una de
las cadenas importantes de supermercados de Mendoza, debió
cerrar en junio de 2002, ya que no pudo con la competencia y fue
comprada por la empresa extranjera Carrefour, que también
entró a Chile hace dos años a competir con el resto
de las cadenas de supermercados.
Otros de los
problemas que tiene esta provincia son el aumento de los costos
de producción y el riesgo latente de que se desate una crisis
de mayores proporciones. Este temor ha llevado a algunas empresas
a cerrar sus filiales en la zona, provocando mayor desempleo. Es
el caso de Coca-Cola, que dejó abandonada la embotelladora
que funcionaba en la provincia, dejando a miles de personas desocupadas.
Esto no sólo
ocurre con los grandes negocios. Rolando Amaya, de 23 años,
explica a The Moroso que su papá tenía un restaurante,
"Los Chicos", a dos cuadras del Shopping Mendoza, que
está a unos 20 minutos del centro de la ciudad, pero que
por la crisis debió cerrar hace un mes y que ahora funciona
en su casa, pero como reparto de pollos asados a domicilio.
La juventud
mendocina no ve la situación muy distinta, y para muchos
la única opción es salir del país a buscar
trabajo. Es el caso de Gastón Gómez, estudiante de
Odontología de la Universidad Juan Agustín Maza, quien
baraja como opción congelar la carrera durante el segundo
semestre, que comienza en agosto al igual que en Chile, para irse
a Estados Unidos, donde tiene un amigo que le puede conseguir trabajo.
El único problema es que debe juntar cerca de mil dólares
para pagar su pasaje de avión.
Precios
y cambios
Si bien para
los turistas viajar a Mendoza es muy barato, para los argentinos
el costo de vida se ha duplicado, y hasta triplicado. Un ejemplo
claro lo da Gastón: "yo estudio en una de las facultades
(universidades) privadas de acá, y tengo que pagar 58 pesos
mensualmente y la verdad es que ya no me alcanza".
Un peso argentino
equivale a 212 pesos chilenos, por lo que -haciendo el cálculo-
Gastón debe pagar cerca de doce mil pesos chilenos, lo que
parece poco en comparación con los aranceles que cancela
un estudiante en una universidad chilena, sea privada o estatal.
Pero no se debe dejar de lado que así como los productos
para satisfacer las necesidades básicas han aumentado, los
sueldos, a su vez, han decrecido.
En uno de los
mini market del centro de la ciudad, que al contrario de los supermercados
han proliferado, una cliente se queja de que hace seis meses un
atado de espinacas le costaba 75 centavos y ahora vale dos pesos.
Así, ejemplos sobre cómo han subido los precios en
Argentina y, específicamente, en Mendoza, se pueden encontrar
por montones.
El miércoles
17 de julio se comunicó a los empleados fiscales de Mendoza
que sus sueldos estaban retenidos y que no serían pagados
en las fechas previstas, debido a un embargo a los fondos del gobierno
que están en el Banco Nación. Esto ocurrió
luego de un fallo del Juzgado Civil número 15, que pretendía
sancionar a la administración provincial por el recorte de
sueldos que realizó el año pasado a los funcionarios
del Poder Judicial. Así, profesores, policías y trabajadores
de la salud, entre otros, debieron esperar más de una semana
para recibir sus salarios.
Otra de las
situaciones que decepcionan a los mendocinos, y que por estos días
es materia de debate, es la implementación, por parte del
gobierno local, de un documento o bono que viene a engrosar la lista
de papeles de cambio monetario. Además de los ya conocidos
Patacón y Lecop adoptados por el Gobierno Central como formas
de pago, y que vendrían a suplir el papel moneda, los mendocinos
se deben enfrentar también a los Petromes, respaldados por
las petroleras.
Estos, al igual
que los otros documentos de pago, tienen la equivalencia de 1 peso
1 petrom, pero sólo pueden ser utilizados dentro de Mendoza,
y se instauraron a principios de julio. Primero fue una marcha blanca,
pero en vista de la negativa de muchos comerciantes para aceptarlos,
el lunes 23 de julio, el gobernador de la provincia dictó
una ley según la cual ya nadie puede rechazar que se le cancelen
los productos con ellos.
Una crisis
que parece no ser tan crítica
Llama poderosamente
la atención que entre las quejas y la rabia por la situación
reinante, también se viva en Mendoza un ambiente de constante
celebración. Locales nocturnos repletos, y no de turistas,
de lunes a lunes. Gente comiendo en restaurantes, en cafés
y bares que permanecen abiertos toda la noche. Al parecer a los
mendocinos les afecta la crisis en el consumo directo de bienes
y servicios básicos, pero no para vivir la bohemia a sus
anchas.
Los dos mall
que existen en esta provincia argentina, el Shopping Mendoza y Palmarias,
también están siempre repletos, y los locales de comida
rápida muchas veces no dan abasto. Al preguntarles el porqué
de esta contradicción, las clases de respuesta son dos y
van a depender del lado político al que pertenezcan quienes
responden.
Los partidarios
de Menem aseguran que el problema de Argentina es la mala administración
de los recursos. "Éste es el único país
del mundo donde un lingera (cartonero) se come un asado todos los
fines de semana. Acá, por cada habitante, hay siete novillos
que se pueden consumir en un año, además de la cantidad
de trigo y otras cosas que se producen
", explica Ricardo
Amaya, quien insiste en que en Argentina nadie se muere de hambre
y que son otras situaciones las que los afectan.
Para el resto,
el problema está directamente relacionado con las privatizaciones
y con la corrupción. Recalcan que pese a lo que se puede
observar a simple vista en el centro de la provincia, es en los
márgenes de ella donde viven los verdaderos pobres, esos
que están apostados en las calles céntricas, mendigando
o entrando a los locales de comida a vender dulces y flores.
Pero lo extraño
de estos mendigos o vendedores callejeros es que no tienen ni la
menor semejanza con los que se pueden encontrar en Chile. Sus ropas
están totalmente limpias, en las noches de frío su
vestimenta parece más abrigadora incluso que la de los turistas,
y su lenguaje no se diferencia en lo absoluto del resto de los habitantes
mendocinos, entre otras características.
Alejandra y
Gastón explican este fenómeno de la misma forma: En
Mendoza no había pobres antes de la crisis. Había
dos estratos sociales, los de clase media que vivían bien
y los de clase alta que vivían mejor. Ahora estos dos estratos
se distanciaron y pasaron a convertirse unos en ricos (muy ricos)
y otros en pobres.
"Con todo
esto han surgido formas de delincuencia que antes jamás imaginamos.
Por ejemplo, en el sector de Guaymallén (ubicado a unos 40
minutos del centro en micro), se robaron las líneas telefónicas
para vender el cobre con el que están fabricadas", cuenta
Gerardo, pareja de Alejandra.
Pero a pesar
de la crisis y de todas las quejas, en Mendoza al menos, la vida
nocturna parece no terminar. Ricos y pobres se reúnen en
torno a la joda (fiesta, baile, amigos y alcohol) y esperan anhelantes
que las próximas elecciones de Presidente, adelantadas para
marzo del próximo año, les entreguen gobernantes capaces
de sacarlos de la situación actual y eliminen definitivamente
la corrupción política, que ven como el mayor y determinante
motivo de la crisis en la que se encuentran.
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