INTERNACIONAL
El gran hermano
Mendoza: entre la joda y el quilombo
La crisis asiática se escondió para el Mundial
Las condiciones que impiden la solución trasandina:
El co gobierno del FMI en Argentina

Argentina se encuentra hoy frente a la disyuntiva más grande de su historia, según el economista Hugo Fazio, pues para salir de la actual crisis tiene sólo dos opciones: o acepta las recetas que le imponen el FMI y el Banco Mundial o busca soluciones alternativas y se olvida de la ayuda externa.

Precisamente para corregir tales deformaciones del sistema institucional, el FMI ha impuesto a Argentina como principal misión el fortalecimiento del poder del gobierno federal frente a las provincias.

por Jorge Núñez

Hoy nadie discute que si Argentina es el país más inestable de América Latina, se debe en gran medida al incorrecto manejo que desde la era de Carlos Menem han hecho los gobiernos trasandinos de las políticas económicas.

El problema está en que el hundimiento de este gigante ya está arrastrando a sus socios comerciales más débiles, como Uruguay y Paraguay, y si se suma Brasil, ya sea por sus problemas internos o por el contagio argentino, América Latina va directo a una debacle financiera de proporciones.

Desafortunadamente para la región, la liquidez del Fondo Monetario Internacional (FMI) es limitada, por lo que no le alcanzan los recursos para atender varias crisis simultáneas. La solución más barata para el organismo ha sido imponerle a países como Argentina y Uruguay la flotación cambiaria limpia. Es decir, dejar que el tipo de cambio fluctúe en el mercado sin que la banca central venda reservas para defender la moneda local cuando los especuladores la atacan.

Pero el panorama regional puede empeorar aún mucho más si Brasil, la principal economía sudamericana -y también la más endeudada- se suma a la crisis, ya sea por contagio directo de Argentina o por la inestabilidad económica que pueda acarrear la elección del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva como presidente. En tal caso ni siquiera la economía chilena estaría a salvo.

Una autoridad con la cual negociar...

Si hay algo que siempre ha caracterizado al pueblo argentino es su defensa a muerte de lo poco que resta del alto estándar de vida que alguna vez tuvieron. Hoy es justamente esa tradición de lucha social uno de los problemas más graves que debe afrontar el Presidente trasandino, Eduardo Duhalde, pues existe plena conciencia entre la ciudadanía de que si su administración accede a cumplir las condiciones del FMI, los índices de pobreza se dispararán, aumentando explosivamente el 36% de argentinos que hoy se encuentra bajo la línea de la pobreza.

Como los argentinos ya han demostrado durante toda esta crisis político-financiera que no permitirán que se les "pase la aplanadora", el gobierno de turno debe tener mucho cuidado de que sus políticas no gatillen explosiones sociales que echen por tierra los escuálidos logros que ha conseguido el actual equipo económico, pues nadie querrá negociar con un gobierno que puede caer en cualquier momento.

Duhalde... si querés jugamos, pero con mis reglas...

Según un editorial del prestigioso diario Página/12, una vez que Duhalde convenza al FMI de que su gobierno es suficientemente estable para llevar las riendas de la nación, su camino se hará más fácil, pues podría conseguir cierta flexibilidad de parte del principal organismo financiero mundial, en cuanto al cumplimiento de los requisitos que le exige para sentarse a negociar con Argentina.

Por el momento la principal herramienta de presión que tienen los organismos económicos internacionales es un conjunto de líneas de créditos, que sumadas alcanzan quince mil millones de dólares, a los que los argentinos no pueden acceder mientras no cumplan con las exigencias del FMI.

Lo que probaría la tesis de Hugo Fazio, director del Centro de Estudios Nacionales para el Desarrollo Alternativo (Cenda), en el sentido que el FMI, más que un colegislador, "es derechamente un legislador, que está creando las condiciones para la adecuación de la institucionalidad argentina a un modelo globalizador, que por cierto fue el mismo que la hundió en esta crisis"

Uno de los primeros requisitos que deberá cumplir Argentina es la reducción del gasto fiscal, pues los enormes desembolsos en que incurren las provincias y que han provocado gigantescos deficits por décadas, ya no pueden ser financiados a través de créditos externos.

Con el fin de evitar el desbalance entre los gastos del estado argentino y lo que recauda, el FMI está presionando para que Duhalde lleve adelante las reformas institucionales que terminen con buena parte de la autonomía financiera de los gobiernos provinciales, y permita un mayor control de Buenos Aires sobre las políticas económicas que implementen los gobernadores.

En la práctica, Duhalde deberá arreglárselas para convencer al director ejecutivo del FMI, Horst Kölher, que tendrá la capacidad de ejecutar un brutal ajuste en el gasto fiscal que le permita alcanzar la meta de déficit de dos mil 949 millones de dólares.

Otra de las exigencias que debe cumplir la Casa Rosada es la renegociación de parte de su deuda, 180 mil millones de dólares, lo que eliminará toda sospecha sobre un posible cese de los pagos de los compromisos externos, o "default". Según el número dos de la economía argentina, Jorge Todesca, una vez cumplida esta exigencia y pagadas las facturas que vencen a fines de julio, el FMI destrabará en forma automática los primeros nueve mil millones de dólares que darán un respiro al gigante triguero.

Pero además de las exigencias que apuntan a la adecuación de la institucionalidad al modelo económico neoliberal, la actual administración deberá resolver dos problemas en lo inmediato:

Primero, crear las condiciones que permitan y faciliten el "redimensionamiento" del sector financiero, como ha sido apodado el proceso de ajuste y concentración de los bancos, los que seguramente acarrearán miles de despidos.

Y segundo, Duhalde y su equipo económico deberán frenar el permanente deterioro de las divisas por el "goteo" del corralito. La fuga, según cálculos y proyecciones oficiales, alcanzarían a 700 millones de dólares por mes.

Los críticos del FMI

Mientras Sudamérica avanza firmemente hacia un punto sin retorno de esta crisis, voces de alerta se alzan por todos lados reclamando por la lentitud y las continuas trabas que ha impuesto el FMI para entregar la ayuda de emergencia a Argentina. César Gaviria, Secretario General de Organización de Estados Americanos (OEA), ha señalado en varias ocasiones que "en Washington no hay una actitud constructiva sobre el caso argentino, pues se ha creado una actitud antiinversionista", lo que perjudica a toda la región y que podría desencadenar "un grave contagio financiero, que podría llegar a afectar incluso la inserción de América Latina en la economía mundial.

La posición de Gaviria es compartida por José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quien rechaza de plano la idea de que es posible contener el contagio a todo el continente, como afirman el gobierno de los Estados Unidos y los organismos financieros. Y pide que se negocie "ya" una asistencia financiera para ese país. "La idea de que es posible contener el contagio argentino está haciendo agua por todas partes. El contagio avanza desde Argentina a Uruguay, Paraguay y Bolivia. Incluso la situación brasileña o la chilena no son independientes de la argentina".

Pero las críticas al FMI van más allá, pues economistas como Fazio opinan que las señales que le da el organismo internacional a Duhalde son erradas. "La única solución de Argentina está en producir una política que busque activar la economía, o sea lo contrario a lo que le está exigiendo el FMI, que son políticas contractivas", con las cuales, lo único que se conseguirá, en opinión de Fazio, es que los pocos inversionistas que quedan en el país se vayan en busca de mercados más estables.

Pero Fazio es parte de un grupo de economistas que opina que el FMI, junto con ayudar a Buenos Aires a salir de la crisis, quiere mandar una señal ejemplificadora al resto del mundo subdesarrollado, en el sentido que no deben contar incondicionalmente con el apoyo de este organismo financiero.

Además, Fazio señala que a través del FMI se proyecta en gran medida la posición de Washington frente a Latinoamérica, lo que se explica porque los norteamericanos aportan el 20% de los recursos de que dispone el organismo, por lo que la opinión del gobierno republicano de George Bush es predominante a la hora de tomar las decisiones.

Ocampo ha manifestado en reiteradas ocasiones: "cada vez que Argentina cumple las condiciones que se le exigen, parecen establecerse nuevos requisitos".

En todo caso hay un punto en que están de acuerdo todos los entendidos, y es que tanto George W. Bush como su Secretario del Tesoro, Paul O´Neil, deberán intervenir en la crisis quiéranlo o no, en el momento en que las transnacionales norteamericanas los comiencen a presionar para revertir la contracción del mercado sudamericano, pues sus bajas en las ventas acarrearán necesariamente despidos en Estados Unidos.

Enlaces relacionados:

http://www.clarin.com
http://www.pagina12.com.ar
http://www.imf.org
http://www.worldbank.org
http://www.eclac.org