Mauricio Redolés:
"Yo
prefiero el caos a esta realidad tan charcha"
Por
Paulette Dougnac y Rodrigo Cárdenas
La plaza Yungay
parece sacada de un cuento. Los niños que juegan entre sus
árboles y los ancianos que descansan en sus bancas le dan
un aire de plaza de pueblo en día domingo, cosa impensable
para un barrio que se encuentra a diez cuadras de la Alameda. Una
banda de música, un par de peluquerías en cada esquina,
varios almacenes y por supuesto una iglesia completan el cuadro
de este lugar en que se vive un ambiente como de otra época.
En una de las casas de cemento, descascaradas y sin antejardín
que rodean a la Plaza Yungay, vive Mauricio Redolés.
Aislado de la
farándula literaria chilensis, este sociólogo, cantante
y poeta es un artista de tiempo completo. Su obra musical, conocida
a pesar de no contar con el apoyo de sellos discográfico
ni aparecer en la radio o en las pantallas de televisión,
cuenta con cuatro discos editados: "Química de la Lucha
de Clases", "Bello Barrio", "Quién mató
a Gaete" y "Bailables de Cueto Road". La música
popular chilena y su diez años de exilio en Londres, donde
aprendió a hablar inglés al ritmo del rock and roll,
dejaron en Redolés el sello que marca a la banda con que
trabaja desde hace diez años: Los Ex Animales Domésticos.
Mauricio Redolés
se ocupa de la realidad urbana, teniendo como principal fuente de
inspiración el barrio en que ha vivido desde hace años:
la plaza Yungay. Su obra poética, plasmada en su único
libro publicado, "Estar en la poesía o el estilo de
mis matemáticas", tiene un estilo irreverente que roza
el humor, la descripción, la crítica y la reflexión.
Observador y
crítico social, comunista rebelde, político de barrio,
profesor de talleres de poesía en la Penitenciaría,
coleccionista empedernido, músico y poeta. Muy a regañadientes
- porque odia hablar con los periodistas - Mauricio Redolés
nos permitió indagar bajo su misterioso bigote para intentar
comprender qué se esconde tras este hombre que, como dice
una de sus canciones, prefiere el caos a esta realidad tan "charcha".
- ¿Cómo
nace la idea de hacer música y de combinarla con la poesía?
- La poesía nace, como decía Edwards, de una aventura,
y las aventuras son siempre difíciles. Hago canciones porque
la música popular siempre me ha encantado, desde niño.
Ahora estoy grabando cuatro temas nuevos, de los cuales tres son
cumbias, música despreciada en Chile. Eso es lo que más
me ha gustado. Yo no tengo la formación musical que tiene
por ejemplo mi hijo (Sebastián, de 15 años, que toca
en la banda), soy un colado en la música y esto me da libertad
para ser creativo. Intento mezclar estilos, como cumbias con tangos,
cosa más común en Estados Unidos o Europa porque allá
hay libertad para proponerse cosas. En Chile como que todo el mundo
pedía permiso para hacer algo distinto, y yo por irrespetuoso,
o por ignorante más bien, lo hacia así no más.
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- Podría
decirse que tu poesía y tu música tienen dos ejes:
uno más bien humorístico y otro que conlleva serias
críticas al sistema y la sociedad. ¿Intentas jugar
con las dos cosas?
- Sí, juego con más de dos cosas. Mi libro ha tenido
buena crítica, pero hubo alguien que lo destrozó por
eso. Es que en este país debes rápidamente uniformarte
y encasillarte: escribes algo con o sin humor, algo de izquierda
o algo que no es de izquierda.
- Te formaste
en el Partido Comunista. ¿Por qué dejaste de militar
en la política?
- La política se ha transformado cada vez más en una
actividad de segundo orden. Se supone que, como actividad humana,
la política es la forma de administrar la polis, lo que significa
también llevar las riendas de la sociedad, conducirla hacia
algún lado, mejorarla. Pero hoy día en Chile la política
consiste en administrar en función de los empresarios.
- ¿Incluso
para el Partido Comunista?
- El Partido Comunista no existe, y creo que eso se debe a que fue
incapaz de renovarse, cosa que no significa derechizarse sino abrirse
a nuevas ideas. Por ejemplo habría sido muy positivo que
Gladys Marín hubiese salido de la dirección, pero
decirle eso a los comunistas es como sacarles la madre, y así
no se puede hablar.
- Si no lo
haces a través de la política tradicional, ¿de
qué manera te gusta intervenir en la sociedad?
- De una forma súper concreta. La música por ejemplo
es una manera concreta de cambiar el mundo. Mis talleres para los
presos también lo son.
- Has dicho
en otras ocasiones que te sientes discriminado. ¿Por qué?
- Siento que ésta es una sociedad discriminatoria, uniformatoria.
En el encuentro nacional de poesía, que se hizo en la cárcel
de mujeres durante el mes de marzo, mis poemas fueron ovacionados,
fui la persona a quien más preguntas le hicieron. Pero sin
embargo nadie me publica porque esas cosas causan resquemor, celos,
envidia, y como no tienes poder, el que sí lo tiene te desplaza
al ver que te va bien.
- ¿Has
tenido problemas para publicar tus obras?
- Nunca he visto a alguien realmente interesado en publicarme, siempre
he publicado yo mismo porque, como decía Bolaño, no
hay mercado. Además el asunto del pirateo hace que ya nadie
se atreva a publicar. Lo que pasa también es que yo he hecho
mi vida de una manera, y de esa forma he trabajado. Es una cosa
por la otra: o elijo levantarme a las siete de la mañana
todos los días y estresarme para que me pesque una editorial,
o me levanto a las once como lo hago ahora.
- ¿Cuál
es la importancia que tiene para ti el barrio en que estás
inserto, la plaza Yungay, y en general el concepto de barrio?
- El barrio es como una pequeña patria, más que la
imagen de la cordillera, más que los ríos del sur
o el desierto. Mi barrio es mi patria, lo demás ya es extranjero.
- ¿Estás
conforme con lo que has logrado?
- No me gusta eso de ponerse a sacar cuentas. Tengo la lucidez de
lo que ha ocurrido. No estoy enojado porque el medio haya sido injusto
conmigo ya que el medio es así, lo raro hubiese sido que
fuera justo conmigo. En cuanto al reconocimiento de la gente, es
cierto que lo tengo, pero tampoco es para pegarme cabezazos en la
pared, si mi trabajo es bueno. El reconocimiento es agradable, pero
no va más allá que eso. Cuando fui a Nueva York por
ejemplo, me preguntaban por qué no era conocido en todo Latinoamérica.
Quedaron locos, y yo solo con mi guitarra, nunca habían escuchado
un disco mío.
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- ¿No
te dan ganas de probar suerte en otro lado?
- Si tuviera contrato de trabajo por un tiempo definido me iría,
pero no para siempre. Tengo buena relación con Chile, aunque
lo único que en verdad echo de menos es el lenguaje. Siempre
me pregunto si lo que hago aquí se entenderá en otra
parte, pero esto nunca ha sido razón para intentar cambiar
en mis canciones un modismo o algo. La fonética chilena es
irremplazable, y las frases o pedazos de conversación que
escucho son un material que entra a mi cabeza para trabajar, son
un estímulo permanente. Pero para que este país fuera
más grato en cuanto a reconocimiento, hay cosas que tengo
que hacer yo también.
- ¿Crees
que no te haz esforzado lo suficiente?
- En cierto sentido sí, pero lo que pasa es que no hay por
qué traicionarse a uno mismo. Recuerdo que Don Francisco
me llamó en el año ´86 para llevarme a Sábados
Gigantes. Imagina que si hubiese ido, ahora estaría vistiéndome
de huaso, porque ese tipo de cosas te piden. Cuando fui a la Sony
me dijeron: "nosotros pensamos que tú deberías
amarrarte un pañuelo rojo y usar un sombrerito chico",
querían hacer de mi algo que yo no era. Puedo transar en
un montón de asuntos si están dentro de mi trabajo,
pero ese tipo de cosas como la del sombrerito son inaceptables.
Reconozco que la farándula tiene ciertas exigencias y yo
estoy dispuesto a cumplirlas, pero hay cosas que no, como el asunto
de la Teletón que en verdad se trata de un negocio, de manipular
a la población. Lo principal es no traicionarse, yo he hecho
lo que he creído correcto y por eso puedo dormir tranquilo.
Extracto
de la canción ¿Quién mató a Gaete?
Lo
mató Solís o lo mató un desliche
Lo mató Marcela murió por su escuela
Lo mató Peralta se lo hechó por palta
Paró la shala lo caló Entrala
Le levantó bandera murió en la cuerera
Lo funó la Luz Casal o la oscuridad total
Murió en un campo de con-cer-ta-ción
o fue la con-cen-tra-ción de partidos
Pobre Gaete quedó diluido
En papeles y cuarteles su cadáver está vivo.
¿
Quién mató a Gaete ?
¡ Loh Cueteh ! ¡ Loh Cueteh !
¿ Quién mató a Gaete ?
¡ El Copete ! ¡ El Copete !
¿ Quién mató a Gaete ?
¡ El Carrete !
Lo
mató la Corte Suprema o murió de pura pena
Lo mataron los nuevos tiempos porque el Gaete no cachó
los nuevos vientos
Murió cuando llegó la alegría porque
el Gaete quedó sin tutoría
Lo volteó un titular de La Cuarta o una garzona que
le dijo estoy harta
Lo mató un boinazo por un perdonazo
Por un fallo injusto ¡ ay que susto !
Fue un degollador The Chilean Jack el Destripador
El que arrugó pa Colina se lo echó la Dina
Lo mató su mina acabó en la tina
Lo
mató el Mamo se le pasó la mano
Lo caló el Pinocho lo metió en su cocho
Se murió de Sida lo mató la vida
La falta de condón en medio de un cumbión
Fue un subteniente diligente
O la carrera ascendente de un neo-izquierdista
con tufo de aguardiente
Lo esquiló un poeta que estaba gorrasho
porque el Gaete se botó a lacho
con esa mijita de boca exquisita
Murió en la cita con esa jovencita
¿
Quién lo vengará ?
¡¡¡ Nadie se va a meter en huevás
por el Gaete poh !!!!!!!
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