NACIONAL
El verdadero costo del alcohol
¿Donaría usted su vuelto?

Bancarización de los jóvenes:

"Jugar (en serio) a tener chequera''

La entrada de los jóvenes universitarios al sistema bancario es creciente desde los últimos 5 años. ¿Cuáles son sus beneficios y costos? The Moroso observó, investigó y saca sus propias conclusiones.

por Rocío Montes

Si tú has notado que de un tiempo a esta parte tus amigos pagan las fotocopias con cheques, cancelan sus gastos de un "carrete'' con Redcompra, reciben muy a menudo llamadas de su ejecutivo bancario, te dicen que les deposites las "lucas'' que les debes en cuenta corriente y los ves con mucha propiedad sacando su tarjeta Mastercard para pagar sus zapatillas, no te precocupes: ellos no andan en malos pasos.

Es la llamada "bancarización" de los jóvenes, que desde hace un par de años ha generado la apertura masiva de cuentas corrientes en un segmento - preferentemente universitario- que cursa sus últimos años de enseñanza superior.

Las ofertas, que incluyen todos los productos de una cuenta tradicional, pueden hacer que los aparentes escasos recursos de un estudiante se multipliquen y les permitan "lujos" antes impensados. Incluso, como está contemplado en algunos bancos, tener la posibilidad de darle una tarjeta adicional a algún hermano menor que todavía está en el colegio.

Obtenerlas es relativamente fácil, pues los ejecutivos de los bancos se instalan en los patios de las universidades a ofrecerlas sin más costo que llenar el formulario.

Una alumna de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, que prefirió no revelar su identidad, relató a The Moroso la freak experiencia de adquirir una cuenta corriente en un prestigioso banco del país (¡Ser cliente! ¡No tener que hacer la cola larga en la entidades financieras para hacer un trámite! ¡Estar entre los privilegiados! ¡Ser, a lo menos en apariencia, un individuo adinerado!): "La verdad es que no estaba entre mis proyectos. Yo me acerqué a las ejecutivas, que estaban en el patio de la escuela, sólo para preguntarles en qué consistía todo. Ellas sólo me sacaron una foto y me hicieron firmar como cuatro papelitos y hasta se consiguieron con la Olguita el certificado de alumna regular'', señaló la joven.

Pero ¡ojo! estas cuentas corrientes no son para todos los estudiantes, pues se privilegia a las universidades más caras y a las carreras que tienen mejores perspectivas de una alta remuneración en el futuro, como ingeniería, derecho o medicina. Sin embargo, y aunque parezca extraño, en esa regla también hay excepciones. Los bancos también se han acercado a los estudiantes que, profesionalmente hablando, tienen un futuro bastante incierto (como, por ejemplo, los que siguen la carrera de Periodismo).

Pero, grosso modo, los estudiantes de tercer año hacia arriba tienen la opción de poseer estas cuentas bancarias en la universidad. "Gracias a ellas pude comprar los pasajes para un intercambio estudiantil en Australia, cosa que ahorrando debajo del colchón no hubiera pasado hasta después de muchos años de titularme'', dice José Ignacio Vega, estudiante cuarto año de Administración Pública. Y es que este joven de 24 años, y al igual que muchos de sus pares, ya realiza transacciones financieras como el más experimentado ejecutivo adulto.

Como José Ignacio son miles los universitarios que se han beneficiado de un temprano ingreso al sistema bancario, ya sea mediante cuentas vista, de ahorro o corrientes, situación impensada hasta hace menos de una década para sus padres, quienes debían conformarse con la popular y escueta mesada. Esto, consecuencia de un sistema financiero que hace tiempo se dio cuenta de la tremenda importancia de este segmento - futuros egresados de las universidades y profesionales noveles- para la consolidación de la banca de personas, sobre todo a largo plazo.

Una agresiva estrategia comercial puesta en marcha hace unos cinco años, con ejecutivos de cuentas prácticamente invadiendo las universidades capitalinas y buscando clientes que en el futuro garantizaran un buen flujo financiero. De esta manera se hizo común ver stands con personal de estas instituciones en los patios de las casas de estudios ofreciendo cuentas corrientes.

El requisito para optar - impuesto por la mayoría de los bancos- es cursar los últimos años de carreras que en el futuro pueden ser mejor remuneradas. Incluso en algunas instituciones pueden tener cuentas egresados o titulados sin trabajo incluso un año después de su salida de las aulas y hasta los 30 años de edad.

"Me dijeron que tenía que mandar unos papeles por fax, que mi papá tenía no sé qué cuenta impaga y que eso había que resolverlo. Por eso me desistí de tener cuenta corriente'', relata a The Moroso María Soledad Ramírez, estudiante de la Universidad Católica. Pero, para su sorpresa, sin tener que enviar ningún documento a la entidad financiera, de igual forma llegó todo un set de productos a su domicilio. "Yo no lo podía creer: venían como tres tarjetas, un lápiz y hasta una chequera de cuero de regalo'', dice riéndose a carcajadas.

Pero, ¿Qué ganan los bancos?. Según una analista bancaria, Marcia Uribe, los bancos no tienen mucho que perder, pero tampoco mucho que ganar: su estrategia está enfocada en buscar rentabilidad en el mediano y largo plazo, puntualiza.

Y es que, según señala, está comprobado que el cliente bancario chileno es muy fiel a su institución, entre otras cosas porque las ofertas son similares en cada banco. Así, si en términos prácticos se capta a un joven es muy probable que cuando sea un profesional consolidado se mantenga en su banco.

La banca para jóvenes trabaja por plan o por apertura de cuenta. La diferencia es que cuando se contrata el plan viene con los cuatro productos básicos que tiene un cliente regular -chequeras, línea de crédito, acceso a tarjetas de crédito y de cajero automático- y un costo estándar que se paga en forma anual, el que casi nunca supera las tres unidades de fomento.

Según advierte una investigación de mercado, realizada a través de la plataforma comercial de los bancos, en el caso de la apertura de una cuenta se cobra en forma independiente cada producto.

El estudio indica que a pesar de que se hacen rebajas en algunos instrumentos, en algunas no se cobra manutención hasta los treinta años y las líneas de crédito y tarjetas no tienen costos durante el primer año.
Sin embargo, lo que sí es claro es que nadie se salva de pagar la tarjeta Redbank para la red de cajeros automáticos. Esto porque no es un producto del banco y el costo es cobrado por Transbank.

Adicionalmente estas cuentas permiten tener acceso a banca telefónica y banca internet, lo que permite tener un control total las 24 horas de la respectiva cuenta y el funcionamiento de los productos.

La única limitante es el dinero que tienen la línea de crédito de estas cuentas, el cual en promedio alcanza los 300 mil pesos, dinero que asegura que el nivel de pérdida de los bancos no sea alto en caso de morosidades o sobregiro.

La responsabilidad ante una eventual deuda de jóvenes en sus cuentas corrientes no está reglamentada en la ley. Si un estudiante no tiene con qué responder y el banco no pidió ninguna garantía al firmar el contrato -como así pasa- legalmente no tiene a quién reclamar, más que emprender acciones legales contra el deudor entre las que destaca su traspaso a Dicom.

Sin embargo, es común que los padres deban pagar estas cuentas que muchas veces exceden el monto de la línea de crédito. Aún así, en el Sernac (Servicio Nacional del Consumidor) señalan que esta situación no es obligatoria si es que los padres nunca firmaron una letra o si no fueron eventuales avales. A pesar de esto el organismo advierte que el acreedor puede incautar los bienes del lugar donde el alumno declaró residencia, incluso si es en una pensión.

Y, claro, no todo es color de rosa. Muchos estudiantes universitarios, embobados por la posibilidad de contar con la facilidades de una cuenta corriente, no escatiman en gastos…y se "encalillan". Es el caso de Susana Campillo, que acaba de terminar la carrera de Psicología, y que actualmente no consigue ni trabajo ni el dinero para pagar todas sus deudas.

"Yo estoy hasta el cuello. La verdad es que la oferta de los bancos no es recomendable para alguien que no perciba ingresos. Y, además, alguien que no tenga la capacidad para administrar dinero", se quejó.

Y es que Susana, como seguramente también le ha ocurrido a otros jóvenes, también tenía las esperanzas de encontrar un trabajo al salir de la Universidad. Sin embargo, se encontró con un sobrepoblado mercado laboral que le hizo imposible estabilizarse económicamente y hacerse cargo de sus deudas.

A los bancos parecen no interesarles las alarmantes cifras de cesantes de cuello y corbata. Según estimaciones oficiales, dadas a conocer por el Ministerio de Educación, un 11,5% de los universitarios están actualmente desempleados y un 35% de los profesionales titulados no trabajan en las áreas que estudiaron.

Pero no a todos le fue tan mal en sus primeros pasos financieros. Catalina Morales, de 22 años, que está a punto de egresar de la carrera de Geografía, señala que hasta ahora ha podido administrar muy bien su cuanta corriente. "Tuve la suerte de empezar a trabajar en quinto año y, gracias a Dios, me pagan muy bien. Gasto por adelantado, lo reconozco, y uso mi línea de crédito, pero la verdad es que pronto cancelo mis deudas…aunque me duela''. ¿Qué tal?