| CTN analiza las claves del “destape”
chileno:
¿Chile es Porno?
Porque Chile es Porno. Así se titula
el último sencillo de la banda chilena Cholomandinga. Pese
a que podemos observar diariamente que la inspiración creativa
de esta banda no dista mucho de la realidad nacional, a poco andar
nos encontramos con un “destape erótico” muy
a la chilena. Un destape a medias.
Si bien en la última década los
chilenos han ido cambiando paulatinamente su perspectiva valórica
frente a temas tabúes de sexualidad, la tradición
conservadora aún da pie a polémicas como la del Postinor
2, o pesa en decisiones como la de quitar la tuición de sus
hijas a una jueza lesbiana.
Mientras los medios de comunicación
inyectan escotes y labios voluptuosos a su agenda editorial, los
espacios reales de debate y conversación en torno a la sexualidad
son escasos. Otra de las contradicciones del “jaguar”.
Por
Antonella Galarce
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Tunick
en Chile (La Tercera.cl)
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En una fría mañana de junio del 2002
cerca de 4.500 chilenos posaron para la cámara de Spencer
Tunick. Con apenas un grado de temperatura, la concurrencia, alegre
y en cueros, dejó atrás parte del espíritu
conservador y los tabúes con respecto al cuerpo.
Más allá del célebre “empelotamiento”
nacional, en la actualidad somos testigos de una verdadera “revolución
erótica” en los medios. Ya nadie puede negar que algo
está pasando. Pechugas al aire y la irrupción de figuras
de dudosa reputación – junto a la polémica que
esa reputación garantiza – son la tónica de
la parrilla mediática. El incipiente cine porno chileno y
la consolidación de los sex shops como negocio rentable,
completan el panorama.
¿Nos encontramos frente a una sociedad que
progresa hacia la vanguardia liberal o hacia el hedonismo?
En una conversación con CTN, las sicólogas
de la Universidad de Chile Isabel Fontecilla y Tania Donoso se inclinan
por la segunda opción. Según Donoso: “En el
contexto de una sociedad individualista y consumista, el sexo es
un insumo para el placer personal, mas que un asunto amoroso-relacional”.
Para el sociólogo Ismael Muñoz, también
de la Universidad de Chile, el cambio que se está generando
en torno al sexo, responde más a criterios económicos
que a una verdadera apertura: “el tema de los sex shops, de
los anuncios con contenido erótico como publicidad, el tema
del raiting en televisión, las portadas de los diarios, tienen
que ver más con una forma de vender, que de pensar la sexualidad
de una manera distinta”.
Y en esta materia, es importante distinguir entre
forma y contenido. Según Muñoz, “hay un asunto
formal en donde uno podría leer una cierta apertura, pero
no hay ninguna discusión o reflexión en torno a ella.
Por lo tanto, se queda solo en lo formal. Es más, yo creo
que hoy se evita tanto o más que antes la discusión
respecto a los temas de sexualidad”.
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Joaquín
Lavín, junto a las chicas del café "Barón
Rojo".
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Chile Cartucho
César, administrador del sex shop “Multivariedades”,
lleva dos años en ese negocio y confiesa que le ha dejado
buenas divisas. Sin embargo, es categórico al describir el
espíritu nacional en cuanto al sexo: “El chileno es
cartucho entre comillas, porque demuestra ser cartucho pero... ¡a
todos les gusta!”. Aunque considera que las minorías
sexuales están viviendo una apertura y una mayor aceptación
dentro de la sociedad, el chileno heterosexual promedio permanece
en el closet. “Yo creo que el chileno sigue siendo muy conservador.
Por ejemplo, nosotros teníamos clientes top, o sea que en
una compra gastaban 300 lucas, pero había que cerrar el local
para ellos. Solamente una persona los atendía, los demás
debían salir”, contó.
Para el sociólogo Ismael Muñoz, Chile
posee una construcción social tradicional y conservadora
respecto a la sexualidad. Por eso es tan difícil hablar de
sexo: “Existen ciertos valores o ciertas formas de sexualidad,
instaladas como deseabilidad social y respecto a las que hay un
montón de aparatos, básicamente en lo simbólico,
que reprimen a aquellos que se alejan de esa deseabilidad social
y que nos obligan a no referirnos a ciertos temas”.
De sexo no se habla, e incluso en los espacios
sociales ideados para este fin, el diálogo se torna complicado.
“Los orientadores en los colegios tienen el gran problema
de que hablar de sexualidad supone especificarse. Y como esta constituido
como tabú, el orientador no va a hablar de su propia sexualidad.
Entonces se compele a los niños a hablar de sexualidad en
un ambiente en que no están horizontales, donde no pueden
hablar libremente de sexualidad”, explicó el sociólogo.
Chile y el sexo
Margarita tiene 57 años. Confiesa que nunca
ha tenido un orgasmo. Sin embargo, los ha fingido. Sus padres jamás
le hablaron de sexo y sólo hoy puede conversar con sus hijas
adultas respecto a temas de sexualidad. Con su marido nunca ha tocado
el asunto.
Fernanda tiene 23. No le hace el quite al sexo
casual. “Mantengo siempre un par de condones en la cartera”,
asegura. Visita sex shops y no se considera una excepción.
Sebastián de 20, espera mantenerse virgen hasta encontrar
la pareja “adecuada”. Por el contrario, Miguel, de 24
años, se confiesa desilusionado del amor, por lo cual el
sexo esporádico “le acomoda”.
Las sicólogas Fontecilla y Donoso, reconocen
ciertos cambios en la visión de la sexualidad a lo largo
del último siglo, que tienen su eje en las relaciones entre
géneros. Según Donoso: “Al principio estaba
la mujer, ligada a la intimidad y al afecto, su sexualidad limitada
al ámbito de la procreación”. En tal contexto,
la sexualidad del hombre se disocia para “otras”, con
las que no comparte intimidad emocional. Sexualidad e intimidad
en términos afectivos se unen gracias el milagroso advenimiento
de la píldora anticonceptiva, que permite vivir una sexualidad
en la mujer, ligada al placer. Según Fontecilla, en el último
tiempo la tendencia se inclina hacia disociar lo afectivo de lo
sexual. “Se esta dejando de lado la intimidad emocional en
el sexo, porque el tema relacional para los jóvenes es cada
vez más difícil. Entonces, se quedan en el ámbito
del placer físico”, advirtió.
Ambas sicólogas concuerdan en que la búsqueda
del placer personal se ha instalado con bombos y platillos en nuestra
sociedad. Y este es un factor no menor a la hora de analizar la
relación entre afectividad y sexualidad.
Sin embargo, éste es un terreno escabroso.
Múltiples encuestas han tratado de determinar cómo
se sienten los chilenos respecto a su sexualidad. Y las conclusiones
han sido, en general, trágicas. Un estudio realizado por
el Centro de Encuestas del diario La Tercera, durante la última
semana de junio, reveló que un gran porcentaje de la población
no maneja información básica con respecto a su propia
anatomía y sexualidad. Un par de ejemplos ilustrativos (considerando
que la encuesta se realizó a hombres y mujeres de entre 14
y 70 años): un 46% de los hombres cree que la píldora
del día después se debe tomar “al día
siguiente”. El 62 % de las mujeres entrevistadas no sabe dónde
se produce la fecundación, y un 57% de las personas no sabe
dónde se ubica el clítoris.
Y retornamos al eterno asunto pendiente de la educación
sexual. Para Muñoz, la discusión y el debate sin reservas
garantizaría una vida sexual más satisfactoria y colorida:
“Al menos, a mi juicio, si el tema de la sexualidad se pudiera
conversar, el asunto de la satisfacción respecto al ejercicio
de la sexualidad, sería mucho mejor. Hay un montón
de deberes-ser, de cómo se es hombre o mujer respecto a la
sexualidad, que nos amarran, que nos obligan a actuar de una manera,
y nos limitan la posibilidad de placer, en último término”.
Chile porno
Sin embargo, no se puede ser completamente pesimistas.
Si bien no existe una transformación de fondo en la manera
de ver la sexualidad, el cambio en lo formal es al menos, divertido.
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Marlen
Olivarí, el nuevo ícono sexy.
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Muñoz hace un paralelo con el “destape
español” post-franquista: “Es comparable lo que
ha estado pasando en Chile, a mi juicio, con lo que se vivió
en el destape español, donde aparece una cosa en lo formal,
muy abierta a la sexualidad y empezamos a ver mujeres en topless
en las portadas de los diarios. Hay un fenómeno incluso en
lo estético muy particular y es que la mujer deseable deja
de ser la diseñada por la moda, más vinculada a lo
estético, y se convierte en la mujer de curvas pronunciadas,
voluminosa, que está más vinculada a lo erótico”.
¿Se le viene a la cabeza la imagen de Marlen Olivarí?
Más allá de lo curioso que resulta
este fenómeno mediático, en los hechos Chile se destapa.
Si bien el tradicional cine porno norteamericano vive una triste
decadencia debido a contagios de Sida entre sus actores, la pornografía
de factura nacional recién despega.
Y éste no es cualquier cine porno. Es un
cine netamente inspirado en la realidad chilena. Maritza Gáez
Arismendi, alias “Reichell”, la porno star chilena por
excelencia, ha protagonizado cintas como “Lo sagrado, lo profano
y lo obsceno” cuya línea argumental involucra a monjas,
jardineros y a un tal “Monseñor Toto” que engaña
a colegialas.
El negocio de los sex shops, por su parte, ya está
consolidado. César, administrador de “Multivariedades”,
uno de los locales más antiguos en este rubro, señaló
a CTN que su empresa esta en plena expansión: “hicimos
una alianza estratégica con otro distribuidor aquí
en Chile, entonces vamos a empezar a traer mas productos”.
En la variedad está el gusto, razón
por la cual es necesario importar las últimas novedades que
ofrece el mercado, principalmente el chino. Según César,
el público interesado en los sex shops, va desde los 18 a
los 75 años, hombres y mujeres por igual. Aunque hace un
alcance: “Entran más hombres que mujeres pero, por
ejemplo, pueden entrar 10 hombres y compran dos. En cambio la mujer
que entra, compra”.
| Algunos hitos y personajes del “destape
a la chilena”
La jornada de Tunick: el 30 de Junio del 2002, miles
de chilenos pierden la ropa para fotografiarse. Toda una catarsis.
Políticos y piernas: Joaquín Lavín,
líder de la oposición, posa junto a travestis
y chicas de cafés con piernas. Una instantánea
digna de recordar.
El nuevo cine chileno. Cintas como “El Chacotero
Sentimental” (Cristian Galaz, 1999) y la taquillera
“Sexo con Amor” (Boris Quercia, 2003) dan cuenta
de la realidad cotidiana en materia de amor y sexo, con una
buena dosis de humor.
La “Geisha”. Una deslenguada prostituta
que embaucó monetariamente a su marido japonés,
se convierte en heroína nacional.
El “Rumpi”: Roberto Artigoitia, con
su célebre programa radial “El Chacotero Sentimental”,
impone nuevas clasificaciones lingüísticas para
hablar de sexo. Ya no es necesario explicar, basta con especificar
el grado: 1, 2, 3... 4.
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