CONSUMIDORES
Yo tengo una bencina que me sube y me baja

Comercio Justo:

Hacia la humanización del mercado

Según el modelo neoliberal de la oferta y demanda, los hilos del mercado son los que tejen la red de la economía mundial. En esta perspectiva, ¿se le puede exigir entonces al comercio ser justo? Si a fines de los sesenta se proclamaba "seamos realistas, pidamos lo imposible", hoy la justicia en una economía globalizada es más que una utopía.

por Antonieta Meza y Paulina Sepúlveda

En el ámbito de discusión económica, el concepto de comercio justo se hace notar. En la economía globalizada actual las voces de disconformidad frente al sistema imperante se han transformado de murmullos a feroces reclamos. Y es que la balanza parece no estar muy equilibrada, plantean Organizaciones no Gubernamentales (ONG), y las más perjudicadas, aseguran, son las personas.

Pero, ¿qué es el comercio justo? Gerardo Wijnant de la organización chilena Comparte, especificó a The Moroso: "El comercio justo es un movimiento a nivel mundial que consiste en lograr un mayor pago posible para los productos más marginados o vulnerables. Evitando eslabones en las cadenas de comercialización e intentando sensibilizar a los consumidores acerca de la realidad de vida de estos productores"

Este concepto propone entonces reflexionar más allá del producto final. Detrás de muchas mercaderías económicas, está la mano de obra de individuos que trabajan en pésimas condiciones, carentes de toda seguridad laboral, con sueldos injustos o que simplemente trabajan por un plato de comida.

A todas esas prácticas injustas que privilegia la producción masiva, se opone el comercio justo. Wijnant aseveró que "existe una total falta de respeto a las condiciones de vida y trabajo. Por ejemplo en Asia, en que hay comunidades enteras que trabajan sólo por comida, e incluso niños que son explotados ejecutando labores que impiden un desarrollo o crecimiento normal y adecuado"

Camino alternativo

Para todos aquellos que promueven el comercio justo, la economía tradicional no es la única posibilidad. Como opción alternativa al comercio internacional convencional, éste nuevo camino propone un comercio asociativo y de colaboración cuyo fin es alcanzar el desarrollo sustentable para la gente excluida y los productos más desfavorecidos.
" Se persigue conseguir esto proveyendo mejores condiciones de comercio, aumentando la toma de conciencia de los consumidores a través de campañas de difusión", aclaró el miembro de Comparte.

Esta vía establece además, que en contraposición a las empresas que comercializan o exportan productos de pequeños productores internacionalmente, pagando precios no apropiados, ellos siempre buscan mercados viables para sus productos intentando pagar lo justo. "Intentamos proveer a los artesanos de una alternativa de comercialización que les permita asegurar o mantener, en la medida de lo posible, un decente standard de vida", señaló Wijnant.

En el contexto de la globalización imperante, este movimiento económico se plantea como "antiglobalización". Su lucha la dirigen principalmente a los tratados de comercio entre países que, tal como ellos postulan, no estimulan el crecimiento de los productos y valores tradicionales. Establecen que según la llamada "racionalidad económica", hay productos que no son promovidos internacionalmente, ya que no son rentables. Entonces, buscan variados canales de distribución encontrando formas de ventas posibles y a precios convenientes para los pequeños artesanos.

Dentro de este concepto, se asiste a los productores en diseño y orientación de cómo generar mejoramientos en producción y tecnología.

Para la organización chilena Comparte, la educación es otro elemento importante al momento de hablar de comercio justo. "La educación a nivel primario, obligatoria para todo niño chileno, es de baja calidad a nivel público porque la política neoliberal ha descuidado este importante factor generando un grave problema de desigualdad en las oportunidades para los distintos estratos de la población", estableció Gerardo Wijnant.

Atacando la globalización

La conciencia sobre un comercio justo a nivel mundial se ha establecido con fuerza. Dentro de esta perspectiva se desarrolla ATTAC ( Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana), organización internacional que cuenta con una sede en Chile.

ATTAC forma parte de la red de redes que en el mundo entero se opone a la globalización, y a las injusticias de ésta, según sostienen sus miembros. Conforma además un movimiento internacional de ciudadanos presente en más de 40 países. Se define como una asociación que piensa y actúa de modo simultaneo en lo local y en lo global.

En Chile ATTAC se declara opositora al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el cual considera un mecanismo de sumisión a los capitales especulativos transnacionales.
Señala que económicamente otro mundo es posible. En este propósito establece que se puede crear un impuesto distinto al instaurado por el modelo neoliberal y sus instituciones, la OMC (Organización Mundial de Comercio), el FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial y los tratados de libre comercio.

La Tasa Tobin es el impuesto que la organización determina necesario en el contexto del comercio justo. Esta medición arancelaria la declaran como la primera deseada por el pueblo.

Cuando nace, ATTAC levanta como bandera la implantación de éste impuesto a las transacciones financieras especulativas inspirado en una propuesta de James Tobin, Premio Nóbel de Economía. La llamada tasa Tobin es un impuesto de solo el 0,1 al 0,5 por ciento a las transacciones financieras internacionales. Sin embargo, sí se llegara a materializar podría generar en un año cerca de 300 mil millones de dólares.

Esta organización internacional propone que esta importante cantidad de dinero este destinada a erradicar las peores formas de pobreza y hambre en el mundo
La tasa Tobin la señalan como el primer paso para ejercicio de un control democrático sobre los mercados financieros. Enfocado a detener el capital especulativo que empobrece a los pueblos del mundo.

Para ATTAC la idea central es devolver a los ciudadanos su derecho a decidir sobre los grandes problemas de la sociedad y de la economía. Decisiones que están hoy, aclaran, en manos de las transnacionales y sus instituciones: el FMI, El Banco Mundial y la OMC.