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El
"Plan Bogotá" es un proyecto que reestructuraría
completamente el sistema de transporte público en la ciudad
de Santiago. Es una de las grandes apuestas del gobierno de Ricardo
Lagos para mejorar la calidad de vida de los santiaguinos y se le
ha dado un alto nivel de prioridad con el fin de obtener resultados
en un corto plazo.
Algunos de los
objetivos básicos de este plan son: bajar los tiempos de
traslado, reducir la contaminación ambiental y descongestionar
la ciudad. Todos avances aumentarían el bienestar de la población,
pero hay cierto porcentaje de ésta que no está conforme
con las medidas, este sector tiene alta incidencia en los resultados
que obtenga este proyecto. Es el gremio de los microbuseros.
La idea del
gobierno es aplicar este proyecto a partir del 2003, aunque los
dueños de microbuses ya se están haciendo escuchar,
manifestando su descontento con respecto a un posible fracaso económico,
considerando las millonarias inversiones que requerirá la
iniciativa.
Bogotá:
Prioridad máxima
El
plan se basa en una experiencia con resultados exitosos que se realizó
en Bogotá, donde se llamó "Transmilenio"
y obtuvo logros positivos en un corto plazo. En tan sólo
un año y medio de funcionamiento se consiguió en la
capital de Colombia una red de transporte público mucho más
rápida, eficiente y con índices de contaminación
atmosférica y acústica notablemente más bajos.
Con una inversión
de aproximadamente 1.970 millones de dólares, en Bogotá
se logró reducir en una hora el tiempo de traslado y aumentar
la velocidad promedio en horas punta de 10 kilómetros por
hora a 25,7 km/h. Estos y otros avances no tuvieron mayores costos
para los usuarios, ya que los pasajes solamente subieron en un ocho
por ciento.
La idea en Chile
es adaptar este diseño y estructurarlo para la realidad del
país, lo que se traduciría en un cambio total en los
recorridos que hasta el momento transportan a la gran mayoría
de los santiaguinos, reducir el número de micros y regular
la frecuencia del servicio que otorgan, ampliar las líneas
del Metro, construir estaciones de transferencia y lanzar una tarjeta
de pago inteligente.
Ningún
personero de gobierno se ha arriesgado hasta el momento a dar cifras
de inversión total, pero se habla de aproximadamente 2.000
millones de dólares y se pretende que formen parte de esta
inversión entes privados a través de un sistema de
concesiones. A pesar de ser una reestructuración drástica
del medio de transporte urbano, se pretende asegurar al usuario
que la tarifa no subirá de manera estratosférica.
Según
declaró el gerente de este proyecto, Germán Correa,
al diario La Tercera, "las tarifas no van a ser planas como
hoy... va a haber diferenciación tarifaria". Principalmente
este es un asunto que preocupa a la ciudadanía, pues es mínima
la información que se posee de este plan y lo poco que se
sabe es para alarmarse.
Este
proyecto es uno de los más ambiciosos que se ha propuesto
el actual gobierno y es también el que ha provocado mayores
descontentos en el sector. Los dueños de microbuses licitados
y los pertenecientes a la variante Metrobús han comenzado
sus alegatos contra el Poder Ejecutivo por considerar que les está
jugando chueco en materia de la licitación.
El ministro
de Obras Públicas, Transporte y Telecomunicaciones, Javier
Etcheverry, se ha encargado de rechazar esas afirmaciones, declarando
a diversos medios de comunicación que el gobierno no defiende
los intereses de los capitalistas extranjeros que vendrían
a licitar algunas variantes de la línea Metrobús,
pues "nosotros estamos favoreciendo los intereses de los santiaguinos".
Afirmó que "queremos una movilización más
moderna, más segura, más limpia..." Dejó
de manifiesto, además, que si los empresarios chilenos no
acuden al llamado a licitación de Metrobús y se presentan
extranjeros, serán estos obviamente quienes ganen.
El tema tiene
a los microbuseros bastante preocupados, porque no saben cuales
son sus posibilidades reales de competir en la licitación
con grandes empresas transnacionales. Actualmente el 70% de los
dueños de micros en Santiago tienen entre cuatro y cinco
máquinas y los inversionistas extranjeros son empresas que
ofrecen servicios más elaborados y mayormente planificados.
Sin considerar, por supuesto, los enormes recursos económicos
con que cuentan esos inversionistas, lo cual hace disminuir las
expectativas de los pequeños empresarios del transporte de
pasajeros.
Pequeños
empresarios, pequeñas posibilidades
Para los empresarios
de la locomoción colectiva este nuevo plan será un
cambio radical, no tan solo en el sistema de servicio, sino también
en sus bolsillos. Una de las preocupaciones que tienen los dueños
de microbuses es la gran inversión que tendrán que
realizar para modernizar sus vehículos o derechamente para
comprar uno nuevo. Los buses que se requieren para este proyecto
deben estar equipados de nuevas tecnologías, además
del ya conocido "cobrador automático"
Pero
lo que este último tiempo ha mantenido al gremio caminando
por la cuerda floja, es la idea de convocar a empresas de transporte
interurbano y a compañías extranjeras para que inviertan
en las calles de Santiago. "Se está pasando por encima
de los empresarios nacionales, dejando sin la oportunidad de trabajo
a muchos chilenos", declaró a The Moroso Reinaldo Hernández,
empresario del recorrido Metrobús, variante 58.
Según
Hernández, el mayor punto de conflicto se concentra en "ese
70% de empresarios que poseen pocos buses. Es el grupo que más
temores tiene por este cambio radical. Se están sacando de
funcionamiento gran cantidad de vehículos por las exigencias
de este plan, lo que hará que disminuya el ingreso de las
familias y quizás ni siquiera puedan seguir en este rubro",
advirtió.
El ingreso de
capitales de grandes empresas nacionales y extranjeras es una amenaza
para los microempresarios del sector. los que poseen menos de cinco
micros no podrán seguir en este servicio, ya que muchos de
ellos no poseen cuenta bancaria y les será casi imposible
obtener créditos para invertir en nuevas máquinas
o en los modernos elementos que serán exigidos en la licitación
que se espera para el 2003.
"Es cierto
que las empresas extranjeras presentarán mejores alternativas
de licitación, pero se debe principalmente a que éstas
tienen los recursos para venir a invertir a Chile. En cambio nosotros
hemos estado siempre en conflictos y las últimas inversiones
que debimos hacer a nuestros microbuses nos dejaron con grandes
deudas", aseveró Hernández a TM.
La pugna que
existe entre La Moneda y los dueños de microbuses se ha dado
históricamente cada vez que se quiere cambiar el sistema
de transporte urbano y cada vez que los pequeños empresarios
sienten amenazada su fuente de ingresos.
"Sabemos
que se quiere la modernización del sistema para dar un servicio
mucho mejor a las personas, pero hay que tener en cuenta que no
todos tenemos la capacidad de endeudamiento que aquellos que tienen
15 o más vehículos. Hay que ver la realidad del sector",
señaló a TM Carmen Jara, microempresaria del sector.
Jara agregó
que lo importante, además de una evaluación de las
posibilidades que tiene el sector de seguir en carrera en la licitación,
es informar al usuario de la reestructuración, ya que "estoy
completamente segura de que a muchas personas no les conviene. Quizás
la tarifa será diferente según el tramo, pero al tomar
más locomociones diarias, el gasto igualmente aumentará".
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