CONSUMIDORES
El fin de la discriminación comercial

Frente a la crisis económica:

Emerge el consumidor inteligente

La sustitución en el consumo en períodos de crisis económicas se manifiesta con fuerza, y hoy se establece como indispensable "saber comprar". Se impone entonces un comprador que debe ante todo pensar en la alicaída billetera actual.

por Paulina Sepúlveda

Las dificultades por las que atraviesa la economía chilena no son novedad para nadie. Menos todavía lo son los problemas que enfrentan como consecuencia de esta situación los ciudadanos. Porque a pesar de los índices negativos y los altos niveles de desempleo, la vida continúa.

Las cuentas deben pagarse, hay que movilizarse de algún modo, es indispensable comer y vestirse, y así muchas otras necesidades. Tal como postula la economía, los ingresos siempre son escasos frente a las múltiples necesidades.

Las cifras no son muy alentadoras. El IPC registrado en junio (-0,1%), señala una caída general de todos los rubros que componen la canasta familiar, lo que indica una demanda muy moderada, que es producto de las bajas en las ventas en el comercio y los supermercados.

Apretarse el cinturón

Lo normal ante un panorama como el actual es "apretarse el cinturón". Las familias deben modificar sus patrones de consumo. Tal como lo indicó Ricardo Ortiz, profesional del Departamento de Educación del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), "se produce una situación dinámica. Se alternan los ahorros que se realizan en las distintas áreas, para balancear los costos". Es decir, no sólo se sacrifica un aspecto del consumo doméstico, como por ejemplo la alimentación, sino que se producen ahorros en distintos aspectos tales como vestuario, vivienda y transporte.

Hay que considerar los consumos estacionarios, los cuales, según Ortiz, se realizan a pesar de las restricciones en la billetera. Ejemplo de esto es la compra de vestuario escolar que muchos consumidores hacen en los meses de febrero y marzo.

La diferencia para la gran mayoría es que ya no cuentan con el mismo presupuesto para ello, y se opta por lugares más económicos. "Los lugares de abastecimiento cambian. Se benefician, por ejemplo, las tiendas de ropa usada", advierte Ortiz.

"Las personas están siendo más conservadoras en cuanto al consumo", señala el profesional del Sernac. En este sentido, los consumidores no asumen grandes riesgos.

El auge de las marcas propias

"Efectivamente hay dificultades económicas. La billetera se ha achicado porque el ingreso ha disminuido. Hay una restricción del consumo producto de una disminución en el ingreso", señaló Jonathan Powditch, gerente general de la Asociación Gremial de Supermercados de Chile (ASACH).

Las cifras de las ventas de supermercados, indica Powditch, son similares a las de otros períodos. La diferencia está en que las unidades vendidas son de menor costo. Las personas deben seguir consumiendo, y ante las dificultades económicas optan por un producto parecido, pero de menor precio.

"En tiempos de dificultades económicas los supermercados tienen algún grado de deber con los consumidores. Deben entregarle opciones. Tienen que adaptarse a esa billetera más pequeña", indicó el personero de ASACH.

Emergen con fuerza las llamadas "marcas propias", las que bajo el nombre del supermercado, venden productos de menor precio. Ellas representan cerca del cinco por ciento de las ventas totales de estos establecimientos. Son especies que hace un fabricante en igualdad de condiciones a las marcas nacionales tradicionales. Por ejemplo, es lo que se aprecia en el sector de las bebidas colas, que bajo el nombre del supermercado, se ofrecen a un costo mucho menor de las ya conocidas.

"Los productos de marcas propias son más económicos no porque sean peores, sino porque la gran diferencia es que tienen el marketing hecho dentro del mismo supermercado", sostuvo Powditch.

Los productos de marcas propias son adquiridos cada vez con mayor frecuencia por los compradores, lo que indica la tendencia al desarrollo de un consumidor más cuidadoso, que antes de pagar analizará todas las opciones que le ofrece el mercado.

"El comprador se está poniendo más exigente, y eso obliga al vendedor a ser más cuidadoso y ofrecer más posibilidades donde elegir", señaló el gerente general de ASACH.

La sustitución en el consumo es un fenómeno que en períodos de crisis económicas se manifiesta con fuerza. Ya no es sólo adquirir un producto en cualquier parte. El dirigente de ASACH establece que es indispensable "saber comprar". "Si en los supermercados hay un día de la verdura, eso puede significar un ahorro de un cinco por ciento, y así el día de la carne, etc. Y al final de mes se pueden ahorrar hasta un quince por ciento, sólo siguiendo la oferta", dijo Powditch.
Las áreas de ventas que están diseñadas para vender barato, como son los locales de "todo a mil", son otras de las opciones que los consumidores están aprovechando. En ellos la oferta es constante.

El perfil del consumidor ha cambiado. "El comprador de hoy es mucho más cuidadoso que hace diez años", comentó Powditch. Hoy existen una infinidad de productos donde elegir, y lo principal, una gran variedad de precios ante los cuales acomodar la alicaída billetera.

Ésa es la diferencia que, según el gerente general de ASACH, se presenta hoy en relación con los problemas económicos vividos en la década de los ochenta. "Cuando vino la crisis de comienzos de los ochenta la cosa era comer o no comer. No era elegir o no elegir como hoy".

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