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Las dificultades
por las que atraviesa la economía chilena no son novedad
para nadie. Menos todavía lo son los problemas que enfrentan
como consecuencia de esta situación los ciudadanos. Porque
a pesar de los índices negativos y los altos niveles de desempleo,
la vida continúa.
Las cuentas
deben pagarse, hay que movilizarse de algún modo, es indispensable
comer y vestirse, y así muchas otras necesidades. Tal como
postula la economía, los ingresos siempre son escasos frente
a las múltiples necesidades.
Las cifras no
son muy alentadoras. El IPC registrado en junio (-0,1%), señala
una caída general de todos los rubros que componen la canasta
familiar, lo que indica una demanda muy moderada, que es producto
de las bajas en las ventas en el comercio y los supermercados.
Apretarse el cinturón
Lo normal ante
un panorama como el actual es "apretarse el cinturón".
Las familias deben modificar sus patrones de consumo. Tal como lo
indicó Ricardo Ortiz, profesional del Departamento de Educación
del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), "se produce
una situación dinámica. Se alternan los ahorros que
se realizan en las distintas áreas, para balancear los costos".
Es decir, no sólo se sacrifica un aspecto del consumo doméstico,
como por ejemplo la alimentación, sino que se producen ahorros
en distintos aspectos tales como vestuario, vivienda y transporte.
Hay que considerar los consumos estacionarios, los cuales, según
Ortiz, se realizan a pesar de las restricciones en la billetera.
Ejemplo de esto es la compra de vestuario escolar que muchos consumidores
hacen en los meses de febrero y marzo.
La diferencia
para la gran mayoría es que ya no cuentan con el mismo presupuesto
para ello, y se opta por lugares más económicos. "Los
lugares de abastecimiento cambian. Se benefician, por ejemplo, las
tiendas de ropa usada", advierte Ortiz.
"Las personas
están siendo más conservadoras en cuanto al consumo",
señala el profesional del Sernac. En este sentido, los consumidores
no asumen grandes riesgos.
El auge de las marcas propias
"Efectivamente
hay dificultades económicas. La billetera se ha achicado
porque el ingreso ha disminuido. Hay una restricción del
consumo producto de una disminución en el ingreso",
señaló Jonathan Powditch, gerente general de la Asociación
Gremial de Supermercados de Chile (ASACH).
Las cifras de
las ventas de supermercados, indica Powditch, son similares a las
de otros períodos. La diferencia está en que las unidades
vendidas son de menor costo. Las personas deben seguir consumiendo,
y ante las dificultades económicas optan por un producto
parecido, pero de menor precio.
"En tiempos
de dificultades económicas los supermercados tienen algún
grado de deber con los consumidores. Deben entregarle opciones.
Tienen que adaptarse a esa billetera más pequeña",
indicó el personero de ASACH.
Emergen
con fuerza las llamadas "marcas propias", las que bajo
el nombre del supermercado, venden productos de menor precio. Ellas
representan cerca del cinco por ciento de las ventas totales de
estos establecimientos. Son especies que hace un fabricante en igualdad
de condiciones a las marcas nacionales tradicionales. Por ejemplo,
es lo que se aprecia en el sector de las bebidas colas, que bajo
el nombre del supermercado, se ofrecen a un costo mucho menor de
las ya conocidas.
"Los productos
de marcas propias son más económicos no porque sean
peores, sino porque la gran diferencia es que tienen el marketing
hecho dentro del mismo supermercado", sostuvo Powditch.
Los productos
de marcas propias son adquiridos cada vez con mayor frecuencia por
los compradores, lo que indica la tendencia al desarrollo de un
consumidor más cuidadoso, que antes de pagar analizará
todas las opciones que le ofrece el mercado.
"El comprador
se está poniendo más exigente, y eso obliga al vendedor
a ser más cuidadoso y ofrecer más posibilidades donde
elegir", señaló el gerente general de ASACH.
La sustitución
en el consumo es un fenómeno que en períodos de crisis
económicas se manifiesta con fuerza. Ya no es sólo
adquirir un producto en cualquier parte. El dirigente de ASACH establece
que es indispensable "saber comprar". "Si en los
supermercados hay un día de la verdura, eso puede significar
un ahorro de un cinco por ciento, y así el día de
la carne, etc. Y al final de mes se pueden ahorrar hasta un quince
por ciento, sólo siguiendo la oferta", dijo Powditch.
Las áreas de ventas que están diseñadas para
vender barato, como son los locales de "todo a mil", son
otras de las opciones que los consumidores están aprovechando.
En ellos la oferta es constante.
El perfil del
consumidor ha cambiado. "El comprador de hoy es mucho más
cuidadoso que hace diez años", comentó Powditch.
Hoy existen una infinidad de productos donde elegir, y lo principal,
una gran variedad de precios ante los cuales acomodar la alicaída
billetera.
Ésa es
la diferencia que, según el gerente general de ASACH, se
presenta hoy en relación con los problemas económicos
vividos en la década de los ochenta. "Cuando vino la
crisis de comienzos de los ochenta la cosa era comer o no comer.
No era elegir o no elegir como hoy".
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