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Postnatal
masculino:
Responsabilidad paternal a la fuerza
Por
Eugenia Astorga T.
Veía
televisión con un amigo cuando de repente me sorprendí
escuchándolo decir: “aprueban puras webadas de
leyes en este país, y le dan con bombos y platillos”.
Mi cara de espanto fue mayor, no porque no esté de
acuerdo con que hay muchos temas importantes sobre los que
no se ha legislado, sino porque de todas maneras no me parecía
una “webada” que se aprobara una ley de postnatal
masculino.
El miércoles 24 de agosto el presidente Ricardo Lagos
promulgó una medida que permite a los padres trabajadores
tener cinco días de permiso cada vez que se produzca
el nacimiento de un hijo. Una medida insólita en un
país como el nuestro, donde el machismo es imperante.
La mayor resistencia a esta nueva ley viene de parte de los
empleadores que temen que bajen sus rentabilidades por culpa
de la semana que se tomarán los nuevos padres. Pero
no deja de ser sorprendente que la oposición pueda
venir también de los propios hombres beneficiados.
-¿Cómo que no es importante una ley como ésta?-
respondí y encaré a mi amigo.
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Luego
vino una discusión en la que intenté convencerlo
de la importancia del rol de los padres en el cuidado de los
hijos, de que un hijo no es de la mujer, sino de la familia.
Que ser padre es mucho más que aportar con dinero al
hogar, de la mejor calidad de vida que se logra con este beneficio.
Su respuesta ante mi sermón no fue mejor “¿Y
tú crees que con estas medidas populistas vamos a llegar
más lejos?. Además, a mí no me motiva
mucho eso de quedarme en la casa para cambiar pañales”,
dijo. Aquí ya fue el colmo y me di cuenta de que no
había caso.
Nadie omite que hay numerosos temas pendientes y con vacíos
legales en otros ámbitos, pero no se puede creer que
las únicas necesidades de nuestra sociedad son mejorar
las desigualdades sociales o preocuparse por un desarrollo
sustentable.
Recuerdo que hace un tiempo atrás los hombres no entraban
a los partos, una actividad cotidiana hoy en día. Mi
papá no pudo entrar al nacimiento mío ni de
me hermana, pero casi diez años después si pudo
estar presente en el de mi hermano. Cuando nos contó
qué había sentido dijo que era la experiencia
más importante de su vida, incluso que creía
amar más aún a mi mamá, y lo decía
emocionado hasta las lágrimas.
Si pensamos en el gran cambio cultural que puede ser el que
el hombre entre a los partos, es evidente que estos días
libres, que permitirá la nueva ley, se sumarán
a un cambio en la forma de concebir las familia y los roles
sociales, avanzando hacia una paternidad responsable y comprometida,
que de a poco irá dando frutos en las nuevas generaciones
de hijos con más cuotas de cariño y atención.
Sólo falta que los hombres quieran sacar provecho y
utilicen de la mejor forma esta oportunidad que, a todo esto,
es un beneficio irrenunciable.
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