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| Un
inocente video para la clase de historia que recreaba
la toma del Liceo Arturo Alessandri en 1985, provocó
la expulsión de siete alumnos.
(Fuente: www.lanación.cl) |
Actores
secundarios:
Tomándose
más que las calles
A pesar de que hace mucho tiempo dejaron de arrastrar la mochila,
cargan en sus espaldas con el “no estoy ni ahí”,
frase ícono de una generación injustamente calificada
de materialista, apática e inmediatista.
Luchan
destapando una historia, historia que escribieron cientos
de secundarios que en plena dictadura se manifestaron bajo
la consigna de “Seguridad para estudiar, libertad para
vivir”.
Por Lorena Caimanque y Stephanie Cobo
-
“A todo peñascazo los cabros (...)resistían
el chorro mugriento de los pacos. Y una y otra vez volvían
a la carga tomándose la calle con su ternura Molotov
inflamada de rabia”. Escribió Pedro Lemebel.
- Pero peleaban por imbecilidades. Por un sueño inalcanzable.
Ni loco arriesgo mi matrícula por leseras.
- Es que ustedes, los cabros de ahora, son unos cobardes.
Salen a las calles a puro huear y cometer destrozos.
- Mentira. Que sabís tú, viejo. Te quedaste
pegado en el pasado. Acaso que suban el pasaje de la micro
no es importante. Nosotros sí peleamos por lo justo.
- Algo justo es vivir sin dictadura, algo que nosotros peleamos
pa’ ustedes.
- Sabís que más, cállate. Tu nunca vai
a entender . Eres como de otro mundo.
Ni
pingüinos, ni apolíticos
Petitorios difusos, intereses políticos, inmadurez
y subversión. Son muchas las críticas que se
tejen alrededor de los secundarios. El estigma del pingüino
les pesa. Nunca muy bienvenidos en las micros ni en las protestas
universitarias, esta vez decidieron tomarse más que
las calles para manifestar su disconformidad. El resultado:
cinco liceos de los más representativos de la comuna
de Santiago fueron tomados por los escolares. Tres días
en el Instituto Nacional, cinco en el Liceo A-7, cuatro en
el de Aplicación, fue parte de la dosis que terminó
provocando más de un dolor de cabeza a Raúl
Alcaíno, alcalde la comuna, quien se vio en la obligación
de desplegar todo un operativo policial con el fin de evitar
la propagación de la toma de los establecimientos.
A no mucho andar del escenario actual, nos encontramos con
los secundarios de los 80’s, quienes crecieron bajo
la dictadura de Pinochet, con todas las limitaciones a la
libertad, a la cultura y a la vida humana que tuvo ese período
histórico para el país. Para ellos la única
opción fue incorporarse al movimiento estudiantil,
en el que el derrocamiento de la dictadura y la construcción
de una nueva sociedad eran temas que se vivían con
pasión y urgencia.
Para los actores secundarios de hoy es mucho más difícil
crear organizaciones cuando la sociedad actual invita a descartar
los proyectos colectivos. Esto explica por qué el Parlamento
Juvenil fue eliminado, ya que no representaba la voz mayoritaria
y unificada de los estudiantes. Igual y curiosa situación
ocurrió en la toma del Instituto Nacional donde estudiantes
no pertenecientes al centro de alumnos (CAIN) fueron quienes
impulsaron la iniciativa de toma. Entonces, ¿Por qué
los estudiantes están escogiendo organizaciones que
no los representan?
Pero algunas victorias sí hablan de la existencia de
diálogo. Así, este año se consiguió
la extensión del horario para el uso del Pase Escolar,
hasta las 23:00 horas en la semana y hasta las 18:00 horas
los fines de semana. Y si la administración del pase
escolar está en manos del Estado y no en la de los
transportistas, es gracias a las movilizaciones encabezadas
por los secundarios en el año 2001. Una de los logros
más recordados y significativos para esta generación,
que movilizada por la desaparecida ACES (Asamblea Coordinadora
de Estudiantes Secundarios) no temió en denunciar la
estafa de la que estaban siendo víctimas.
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En
menos de diez días cinco de los establecimientos
más representativos de la comuna de Santiago
se encontraban en toma. (Fuente: www.nuestro.cl)
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Si
te portas mal te castigamos
En
las calles de Santiago se vuelca un rugir juvenil, inocente
e infantil. Cientos de jóvenes escolares que no superan
los 16 años de edad son brutalmente dispersados por
carabineros. Hace 20 años, la dictadura militar se
encargó de acallar, de torturar y matar los petitorios
estudiantiles. Si bien hoy, el escenario social ha cambiado,
los jóvenes actuales aún se quejan de ser víctimas
de la represión.
Hace
no más de tres años, a un grupo de jóvenes
del Liceo Arturo Alessandri Palma se les fue cancelada su
matrícula. ¿Por qué?, sólo por
el hecho de representar y simular , para un trabajo escolar,
una toma estudiantil realizada en 1985 por alumnos del mismo
establecimiento.
Otro
ejemplo de represión en la actualidad es la situación
que afecta a 24 alumnas del Liceo A-7, a quienes se les cancelará
la matrícula luego de haber participado de la toma
del establecimiento, con la lógica infantil de que
“si te portas mal te castigamos”. Cuestión
por la que la Regional Metropolitana del Colegio de Profesores
está dispuesto a luchar. Apelan a que la figura de
“expulsión” no existe dentro de la legislación
chilena. Sin embargo, esto no impide que puedan ser trasladadas
a otros colegios. Ante esta posible determinación,
el presidente de la Regional Metropolitana, Jorge Abedrapo,
señaló a CTN que prestarán todo el apoyo
legal a las jóvenes, razón por la que se evalúa
junto con los apoderados de las liceanas la alternativa de
interponer un recurso de protección.
Y
así, el nuevo orden “democrático”
se tomó por las manos el derecho de omitir y silenciar
nuestro pasado histórico. Por lo menos así lo
cree Juan Pablo Arancibia, profesor de Filosofía Política
y participante de las movilizaciones de los 80’s, quien
señaló a CTN que actualmente nuestra sociedad
posee una estructura tremendamente represiva, “pero
esa represión está naturalizada. Ya se impuso
como el orden normal y moral de las cosas. Como la única
sociedad posible”.
No
obstante, es preciso decir que el nivel de violencia vivida
por la generación de los 80’s no tiene parangón
con la actual. Si bien ahora, en la marcha contra la promulgada
Ley de Financiamiento Universitario, muchos fueron los jóvenes
mojados por el guanaco, pero ninguno de ellos ha sido torturado
ni menos muerto. “Pueden reprochar autoridades escolares
y unas ciertas exclusiones del orden participativo, social
y político; pero no se les está matando”,
dice Arancibia.
Política
vaciada de sueños
La
generación estudiantil de los 80’s pudo haber
sido derrotada en lo político, pero no en lo humano,
pues alcanzaron la gran meta de la vida: expresar “libremente”
su sueño. Sin embargo hoy, y en gran diferencia con
los actores secundarios del pasado, cuando la mayoría
de los jóvenes miran con desprecio el quehacer político,
resulta habitual escuchar que ya nada les motiva, que son
la generación del “ni ahí” con nada.
Arancibia
cree que el asunto no está en los jóvenes sino
en el cambio que ha sufrido la sociedad. La creación
de una nueva visón de mundo. “No es un problema
de los jóvenes, no es un problema de que sean menos
comprometidos. Yo tengo la impresión de que hoy la
cuestión de lo político ha sido totalmente desdibujada.
La política se ha vaciado de sueños, ya no tiene
ningún atractivo porque no hay nada puesto en cuestión,
salvo la gestión. Quién lo hace mejor, quién
lo hace más rápido”.
Los
motivos que desencadenan una movilización estudiantil
o la no participación u realización de la misma,
radican en el nuevo principio de la sociedad actual: el individualismo.
“No quisimos ir a toma porque no vamos a arriesgar la
integridad de las alumnas, ni menos que se nos cancele la
matrícula”, acota Tamara Vásquez, subsecretaria
del Centro de Alumnas del Liceo 1. De esta forma, un estudiante
va a la toma si consigue entrar a la universidad y emprender
una loca carrera desaforada hacia el éxito y el cumplimiento
de sus metas. Todo lo resuelve el individuo, en su alegría
solitaria. “El otro ya no es visto como un compañero
de sueño, de utopía, sino es visto como un obstáculo.
Es una competencia. Para nosotros el compañero era
la condición de posibilidad para alcanzar el sueño”,
sentencia Arancibia.
No
somos malcriados
“Nos han dicho que esta generación está
muy violenta, y que somos poco menos unos malcriados, que
tenemos problemas en nuestras casa. Yo creo que no es un problema
de conducta, sino que esta es la generación que se
ha dando cuenta de los vacíos legales”, indica
Tamara. La visión de esta alumna encuentra respaldo
en las palabras de Abedrapo, quien cree que el sistema es
el culpable de la salida masiva de los jóvenes a las
calles: “El fin es demostrar que el problema no lo inventaron
los chiquillos, el problema existe, y solamente estos niños
están internalizando el contexto nacional. Están
tomando decisiones que nos han sorprendido a todos, incluyendo
al mismo ministro (de Educación)”.
Por
ahora sólo queda esperar el resultado de la mesa de
diálogo de los secundarios con el Gobierno. Porque
quedan temas prácticos en el aire, como la gratuidad
de la PSU o la rebaja del pase escolar. Pero la lucha más
trascendental quedará pendiente, es decir, que los
escolares sean revalorados como actores influyentes dentro
de la sociedad, capaces de construir una instancia democrática
de diálogo permanente, donde ni guanacos ni anotaciones
en el libro, puedan silenciar los anhelos más íntimos
del estudiantado chileno.
| “Actores
secundarios” |
Todo
el mes de julio en el Cine Arte Alameda (Av. Bernardo
O'Higgins 139 - Santiago Centro)
Horarios: de lunes a domingo a las
16:00, 17:30 y 19:30.
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