“Quo Vadis?”

Una metáfora de dolor y libertad

Por Melissa Amaro

Existen obras literarias importantes, como “Quo Vadis”, que han sido llevadas al cine debido al gran éxito obtenido. Pero, como siempre las repiten durante Semana Santa, la gente se aburre y prefiere ocuparse de otras cosas. Es triste, porque la calidad de esas historias es superior a lo que nos tienen acostumbrados los best-sellers actuales, llenos de acción pasajera; o los entretenimientos audiovisuales, enemigos de la imaginación.

Henryk Sienkiewicz, de nacionalidad polaca, ganó el Premio Nobel de Literatura en 1905 gracias a “Quo Vadis”. Inspirada en la Roma de Nerón (años 64 - 68 d.C, aproximadamente), esta historia se centra básicamente en la vida de los primeros mártires cristianos y su persecución, llevada a cabo durante el gobierno del cruel emperador.

El motor principal de la obra es el gran amor que Marco Vinicio, famoso guerrero romano, siente por la joven y dulce princesa Ligia, quien practica la religión cristiana. La romántica relación deja de ser un hecho particular, entrelazándose dramáticamente a la realidad social. En esos años, los cristianos eran mal mirados por la sociedad romana, cosa que Nerón aprovecha para poder realizar uno de sus sueños más grandes, con consecuencias nefastas para todos.

Aunque “Quo Vadis” tiene un comienzo lento y un estilo de escritura más bien anticuado, logra llamar la atención del lector gracias a la fuerza de su trama y un excelente desarrollo de personajes: la mayoría cuenta con un carisma especial que los convierte en seres entrañables. Cabe destacar a Tito Petronio y sus ingeniosas intervenciones.

Sienkiewicz siempre escribió teniendo como norte a su país natal. De hecho, “Quo Vadis” es una metáfora del dominio que el Imperio Ruso -encarnado en Nerón- ejercía sobre Polonia.
El título de la obra significa “¿A dónde vas?” y es la pregunta que San Pedro le hace a Jesús, durante un encuentro que definiría el futuro del cristianismo y de Roma.
Es la pregunta que la humanidad se ha hecho a sí misma desde entonces... ¿a dónde vas?

¿A dónde vamos?