INTERNNACIONAL
De las cenizas soviéticas al renacimiento ruso
El ave fénix euroasiático

Rusia dejó de ser esa princesa devenida en rana que croaba ante el mundo pidiendo auxilio a un príncipe que nunca llegó. Optó por patalear en el balde de leche en que se ahogaba hasta convertirlo en mantequilla. Y salió caminando.

En poco más de una década se convirtió en un ejemplo de cómo potenciar un país y consolidar el crecimiento económico necesario para competir en el gran mercado mundial.

por Iván Carvajal Caballero y Jorge Núñez Calvo

Muchos esbozaron una triunfal sonrisa, al tiempo que otros se agarraban la cabeza con las dos manos y la sacudían como señal de incredulidad: ante sus ojos, Mijail Gorbachov comía pizza junto a un niño en un local de la transnacional Pizza Hut, como protagonista de una campaña televisiva transmitida en varios países del mundo, incluido el nuestro.

Hubo quienes bajaron los brazos en señal de clara derrota. Quizás Mijail necesitaba dinero y eso lo obligó a ponerse bajo las órdenes de la filial rusa de un restaurant que clavaba una significativa estaca capitalista en las mismas entrañas de lo que fue, algún día, el epicentro del comunismo.

Este comercial para la televisión es un símbolo de lo que años más tarde se vería en las calles de Moscú y otras del país bicontinental. Por cierto, el proceso no fue fácil ni rápido. Las primeras reformas impulsadas por Gorbachov se lograron a empujones y sólo con la llegada de un líder más joven y menos contaminado con la burocracia estatal, como el actual presidente Wladimir Putin (48), éstas alcanzaron el apoyo popular.

Mientras en los años 90, naciones como las latinoamericanas disfrutaron de un periodo expansivo de sus economías, la convulsionada y rebautizada Rusia era apenas una espectadora de la internacionalización de los mercados mundiales. El profundo caos interno que sobrevino a la caída de la otrora poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) marginó las posibilidades del gigante euroasiático de intervenir en el proceso globalizador.

Una década más tarde está todo "patas para arriba". El mundo occidental liderado por Estados Unidos es víctima de los últimos coletazos de la mayor contracción económica que se registre en el mundo luego del Crack del 29. La nación territorialmente más extensa de la Tierra permanece incólume gracias a la decidida conducción económica de Putin. Apoyado en el mandato (quinquenio) que le delegó el pueblo ruso en las elecciones del 26 de marzo de 2000 pretende restablecer el antiguo poderío de su nación.

Desde su primer discurso en el Kremlin, Putin anunció las grandes transformaciones, sobre todo en el plano económico, que a su juicio necesitaba el país para alcanzar el sitial que antes tuvo. Iniciativa que el electorado ruso ha premiado con un fuerte apoyo.
Para el especialista en economía rusa de Patagon, Ricardo Kosch, la receta de este ex agente de la KGB "está en tomar medidas muy efectivas, por duras que parezcan, lo cual a la larga produce mayor adhesión a su persona". Agregó, en entrevista con The Moroso, que este soporte popular permite al jefe de Estado dar nuevos pasos hacia el desarrollo.

Entre las medidas que el analista considera elementales está la privatización de empresas estatales -que no alcanzó a vender su antecesor Boris Yeltsin- y la creación de reglas claras para los inversionistas extranjeros.

El gran tamaño del Estado ruso es una traba a la hora de privatizar, cuestión que se arrastra desde principios de la década pasada. A juicio de Kosch el gobierno ruso posee una gran ventaja frente a otras naciones en desarrollo ya que "no tiene ataduras legales que lo obliguen a conservar el control accionario de las empresas que venden". Un privado sólo necesita desembolsar una interesante cantidad de dinero para obtener el control absoluto de cualquier empresa.

Aprovechando sus altos índices de popularidad, Putin prepara la ejecución de su "proyecto estrella": reformar completamente el sistema bancario ruso y hacer de él un motor que empuje la modernización económica. Con ello conseguiría la inyección de recursos frescos, provenientes del resto de Europa y EE.UU., a los diferentes sectores productivos de su país.

Para Kosch la primera experiencia de libertad total fue un desastre y provocó que los capitales "golondrina" huyeran durante la crisis de 1995. Esto "se tradujo en que los rusos se volvieron a cerrar, evitando la libre circulación de los grandes capitales que requiere para mover su economía. Con la llegada de Putin se da pie a una reforma más controlada y que va muy bien encaminada", señaló el experto.

La conducción fuerte y ordenada que lleva a cabo el ex espía genera las confianzas necesarias para que los inversores de todo el mundo se decidan a correr riesgos en este gigante de hielo.

Después de todo, Rusia es el único país del mundo que además de presentar un crecimiento sostenido, que en los últimos cinco años alcanza el 5%, muestra un desarrollo científico de primera línea en todas la áreas de investigación; eso sin considerar que cuenta con una impresionante industrialización y mano de obra calificada de acuerdo a los exigentes estándares europeos.

Su gran variedad en recursos naturales y un vigoroso mercado de 144,5 millones de habitantes también ayuda a que el ingreso per cápita ruso crezca más rápido que el de cualesquiera de sus pares europeos.

En materia de relaciones exteriores, el ex Grupo de los Siete (G7) que integraban EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Canadá, Reino Unido e Italia, aceptó este año la plena integración de Rusia al club. Ahora se llaman G8. Aceptar a este Ave Fénix del tercer milenio no fue difícil para los líderes europeos, que no quieren darse el lujo de despreciar los 309 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB) de su vecino y que bien podrían revitalizar la alicaída economía europea.

Pero no todos los rusos se creen, como inocentes niños, el cuento de hadas. Los sectores más conservadores que apoyan a Putin han resistido los cambios, pues, sienten que para su país no es imprescindible estar sentados en la misma mesa que las potencias ricas de occidente.

La respuesta de Putin no se ha hecho esperar, y aunque otorga algo de razón a sus críticos expone las "ventajas innegables de esta alianza", como las califica y entre las cuales cuenta la posibilidad de acceder a créditos en mejores condiciones, recibir expeditamente los paquetes de ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y negociar su deuda externa con el respaldo de sus nuevos amigos.

Lagos de visita

El Presidente Ricardo Lagos visitó las tierras del "milagro" ruso. Durante la primera semana de octubre, el mandatario efectuó una gira oficial por Rusia, Polonia y Hungría. El objetivo del viaje fue avanzar en las negociaciones con estos países para generar nuevos espacios a las exportaciones nacionales y de paso con ello aumentar el empleo.

El viaje de miles de kilómetros a bordo del avión presidencial estuvo marcado por los conflictos con el entonces Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Patricio Ríos. Incluso se rumoreó que el hijo del general, Patricio Ríos Latorre, sería bajado del Boeing 737-500 para presionar a Ríos hasta que renunciara a su cargo.

Además de sus asesores, Lagos estuvo rodeado por un grupo de 40 empresarios de todas las áreas económicas del país para que buscaran, hasta por debajo de las gélidas piedras rusas, las mejores oportunidades de hacer negocios y demostrar con ello que la recuperación económica no depende sólo de las condiciones externas, sino también de la iniciativa de los empresarios.

Fue Carolina Ruitort, directora de Pro Chile, la encargada de convencer a los incrédulos patrones que los 3 mil 500 dólares que debían desembolsar para obtener un asiento en el avión más que un gasto era una inversión. Sobre todo si se considera el potencial que ofrece el ahora expansivo mercado ruso a un país pequeño y con una economía complementaria como la chilena.

Para el economista Francisco Montaner a Chile le conviene aliarse con Rusia porque son países muy parecidos en producción. "Ambos somos fuertes en minería, con la diferencia que nosotros tenemos la experiencia de trabajar con los más altos estándares de eficiencia, y la mejor tecnología disponible en el mundo", declaró a The Moroso.

Montaner aseguró que cualquier acuerdo minero que involucre a la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) "sería simplemente un paso más". Esto porque la estatal chilena ya tiene fuertes inversiones en manufacturas de cobre en Alemania con las cuales satisface la demanda europea, además de la de Australia, Inglaterra y otros países desarrollados.

El economista destacó que Rusia es un mercado no desarrollado en muchas áreas donde Chile puede entrar con gran fuerza. "Tienen una gran falencia en todo lo que se refiere a infraestructura, y como no tienen plata, el modelo que desarrolló el Presidente Lagos cuando fue ministro de Obras Públicas les puede interesar".

Según uno de los asesores del Presidente Lagos, la conversación de éste con Putin durante su visita oficial se concentró en la mínima relación comercial que existe entre ambas naciones. "Mientras el presidente ruso le decía a Lagos que ésta no estaba a la altura de las demás economías mundiales, éste le contestó que el sector financiero ruso es uno de los problemas", contó a The Moroso el asesor.

Las importaciones nacionales a la tierra de los Romanov alcanzaron el año pasado apenas los 17,5 millones de dólares. Sólo 300 mil dólares más que la importación chilena desde Bolivia.

La fuente gubernamental también reparó en la buena impresión que causa a Putin la labor de Pro Chile y del sistema de Administración de los Fondos de Pensiones que existe en el país. "Le pareció importante poder traspasar esas experiencias a la realidad rusa", indicó.

Para aplacar la oposición de aquellos que se niegan a aceptar el modelo neo liberal, Putin acompañó cada una de sus iniciativas económicas con otras que buscan terminar los viejos males soviéticos. De ellos el principal es la corrupción, que nació al alero de un sistema que privilegió la burocracia estatal. A esto se suman las medidas para eliminar la poderosa mafia rusa, cuya violencia y poder económico ya estaban cruzando las fronteras.

Esta versión eslava de la "Cosa Nostra" italiana operó en varios mercados ilegales. Las drogas, los autos de lujo robados en Europa occidental, las armas convencionales e incluso las materias primas necesarias para la construcción de armas nucleares. Según los informes evacuados por la Central Inteligence Agency (CIA) estadounidense, una facción de la mafia rusa estaría en condiciones de proveer Uranio 236 a grupos terroristas islámicos en un eventual ataque nuclear "sucio" a alguna de las megápolis norteamericanas.