La conmemoración se realizó en el ICEI
Universidad de Chile entrega Doctorado Honoris Causa a Premio Nóbel de Química
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El Doctor Mario Molina descubrió los efectos de los cloroflurocarbonos en la atmósfera |
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La charla del Premio Nobel de Química 1995 convocó una gran asistencia |
Bajo una lluvia de primavera y ante un público heterogéneo, la Universidad de Chile galardonó al mexicano Mario Molina con la distinción Doctor Honoris Causa, por su destacada trayectoria en el mundo científico.
La fría mañana del pasado viernes 14 de octubre, y con un Auditorio José Carrasco sobrepasado en su capacidad, el Nóbel (1995) de Química mexicano, Mario Molina, recibió el Doctorado Honoris Causa, máxima distinción de la Casa de Bello. Seguido atentamente por estudiantes, funcionarios, autoridades académicas e inclusive escolares, el homenajeado dictó una conferencia titulada “Impactos de las actividades humanas en la atmósfera”.
Las melodías del Coro de la Facultad de Ciencias, a cargo de la profesora Gladis Briceño, abrieron la ceremonia y le dieron un toque de fineza al solemne acto. Luego fue el turno de Raúl Morales, Decano de la Facultad de Ciencias, quien tomó la palabra señalando que la Universidad de Chile “se regocija y alegra ante la visita de Mario Molina, quien encarna los valores de rigurosidad y honestidad científica, valores que constituyen un orgullo que se extiende a toda nuestra América Latina morena”. Morales destacó los artículos que el Doctor Molina publicó en los años setenta en la prestigiosa Revista Nature, donde expuso el descubrimiento de los prejudiciales efectos de la incorporación de los clorofluorocarbonos (CFCs) a la atmósfera, específicamente en la desintegración del ozono, y el peso gravitante que adquirió la comunidad científica durante las décadas posteriores.
El profesor Morales destacó que el “el talento de elaborar imaginativas hipótesis” fue insuficiente ante el “tesón y perseverancia del profesor Molina”, quien habría sustentado “una campaña sin igual” por generar conciencia científica y social, sobre los dañinos efectos de las prácticas humanas en los ecosistemas naturales. Morales concluyó entonces que Mario Molina era meritorio del Doctorado Honoris Causa no sólo por sus trabajos en el plano científico, sino más bien por su “verdadero aporte en beneficio de la comunidad, y particular de nuestro país”, pues es en las regiones más australes del planeta donde nos beneficiamos de los esfuerzos del Nóbel mexicano.
Bajo el ojo acucioso de numerosos flashes fotográficos, el Vicerrector de Investigación de la Facultad de Ciencias, Jorge Allende, procedió entonces a hacer entrega de un diploma y medalla al profesor Mario Molina, reconociéndolo con la distinción de Doctor Honoris Causa, distinción que la Casa de Bello otorga a académicos ilustres nacionales o extranjeros que no sean miembros de la Universidad de Chile y que por sus méritos se hayan destacado.
Impacto Humano
Después de los elogios académicos y los vítores del público, fue entonces el turno del galardonado, Mario Molina, quien mostró profundo agradecimiento a nuestra Universidad por el reconocimiento recibido. “ Es un honor que apreciaré por el resto de mi vida” dijo el ingeniero. El Nóbel se excuso por un fuerte resfrío o “gripa” que le ocasionaba dificultades para hablar y expuso una conferencia que tituló “El impacto de las actividades humanas en la atmósfera”.
Con considerable paciencia, ahogos y una tos brusca que le interrumpía con violencia, señaló que vivimos en “un planeta vulnerable” cuya atmósfera es “muy delgada como la cáscara de una manzana”, y explicó cómo los gases que arrojamos a la atmósfera en la producción industrial (por ejemplo, con latas de spray y refrigeradores) permanecen en ella y la alteran. Se refirió entonces a las repercusiones en la descomposición de la capa de ozono, al efecto invernadero y los cambios en la temperatura.
El profesor Molina prosiguió la charla intentando explicar pacientemente complejos gráficos y curvas de probabilidad que esbozaban las modificaciones en la composición química de la atmósfera y los cambios meteorológicos del porvenir. Mencionó inquietantes fenómenos como el aumento de dos grados de la temperatura promedio del globo, la proliferación de inundaciones y sequías, y el derretimiento del ártico. Si bien el clima es un sistema extremadamente complejo e incierto, el Nóbel sostuvo que –al menos estadísticamente– sí existe una conexión entre estos fenómenos y las actividades de producción industrial humanas. De modo que nuestras actividades también están conectadas con el aumento del nivel del mar, el alza de la temperatura y con fenómenos climáticos de poder destructivo (como huracanes); es decir, conectadas con los “daños económicos aumentando muy recientemente”.
Molina reveló entonces que en la complejidad de los avatares medioambientales, lo que está por ocurrir es un asunto de probabilidades. Mediante la metáfora de la “ruleta”, explicó que existen muchas probabilidades de que el curso climático empeore en el futuro próximo con consecuencias devastadoras. El destacado investigador justificó entonces la necesidad de tomar medidas para que aumenten considerablemente las posibilidades de que el clima siga un curso que nos sea favorable; medidas cuyo costo es razonable, pues se ha calculado que no sobrepasan el dos o tres por ciento de la producción económica del planeta. Para ello es esencial la coordinación entre los países ricos y en subdesarrollo, para tomar muchas acciones como limitar las emisiones, utilizar de modo más eficiente la energía, energías más limpias y renovables, etc.
El Vicerrector de Investigación de la Facultad de Ciencias, Jorge Allende, pronunció las palabras finales describiendo al profesor Molina como “una persona ejemplar”, cuya disposición de compartir con los estudiantes y de estar presente a pesar de la gripe “esta mañana lluviosa de primavera engañosa” es digna de ser imitada, en especial por “los jóvenes que se están formando”.
El punto final de la ceremonia lo puso con solemnidad el Coro, que interpretó con virtuosismo el himno de la Universidad de Chile e hizo poner de pie a la totalidad del público, escolares incluidos, entonando: “Egresado, maestro, estudiante/ Vibra entera la universidad…”
Texto: Víctor Valenzuela |
Fecha
de publicación:
Lunes 16 de octubre, 2006 |
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