FarándulaEl show debe continuar…
en los medios
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Personajes
de la farándula criolla.
Fotos: LUN |
Criticada
y vilipendiada por quienes se suponen intelectuales y cultos, la
farándula se ha ido abriendo paso en las páginas de
los diarios y los programas de televisión. Amado y odiado,
el jet set criollo es hoy el niño mimado del rating.
Fue
en Las Últimas Noticias... No, fue con Chile
Today. Las mellizas Campos, Zamorano, o la “Geisha”...
Nadie tiene muy claro cómo y con quién, pero el asunto
es que a fines de los ´90 la farándula comenzó
a colarse en las páginas de los diarios y sobre todo en los
televisores de los chilenos. Y al parecer, llegó para quedarse.
Jacqueline
Cepeda, ex productora del matinal Buenos Días a Todos
de TVN y actual productora del programa Pasiones del mismo
canal, recuerda que el asunto comenzó a principios del ´99,
con las gemelas Campos. “Las hermanas Campos fueron las primeras
personas invitadas al matinal, no por su profesión, sino
por sus actos, por sus relaciones personales, específicamente
por su relación con Iván Zamorano”.
Similar
percepción tiene el periodista egresado de nuestra Escuela
Iván Núñez, conductor del programa El Termómetro
y editor periodístico del estelar de espectáculos
Primer Plano, ambos de Chilevisión: “Esto
empieza con el mechoneo de Daniela Campos con Titi Ahubert, creo
que ese fue el inicio de la prensa rosa en Chile”.
Ya
en esa época, la farándula se estaba adueñando
de las páginas de Las Últimas Noticias, que
al año siguiente cambiaría su formato para dedicarse
casi exclusivamente a este tema. Este vuelco lo ha llevado a convertirse
en el diario más leído de nuestro país.
(Ver recuadro)
Acortando
brechas
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La
Cuarta y Las Últimas Noticias, diarios
competidores. |
Duramente
criticada por intelectuales y “sabiondos”, la farándula
ha sido tachada en incontables ocasiones como fácil y vacía.
Sin embargo, el sociólogo y académico de nuestro Instituto,
Carlos Ossa, explica que el asunto no es tan simple.
Según
el experto, la crítica que hoy se le hace a la farándula
no es más que un juicio moral, ya que nadie se ha dedicado
a estudiar en profundidad un fenómeno que no tiene nada de
superficial. “La transición chilena ha generado un
tercer ámbito que viene a sintetizar y cancelar el espacio
público y privado: el espacio biográfico”.
A
juicio del profesor, la farándula se alimentaría de
esta esfera, generando una condición de reconocimiento en
el público. Es precisamente en esta facultad de humanizar
a los famosos y exhibir sus problemas donde radicaría su
éxito. “Un personaje televisivo confesando sus infidencias
en la pantalla, aparece como alguien cercano, igual que yo. ¿Qué
más democrático que eso?”, sentencia el profesional.
Según
Ossa, la farándula es nada más y nada menos que un
discurso de la transición, ya que muestra como ésta
escribe políticamente el arenga de la igualdad, de una manera
en que no produce ningún daño: no es reivindicativa,
sólo confesional.
Mauricio
Palazzo es un típico periodista farandulero. En su agenda
tiene los teléfonos de actrices, modelos y animadores de
televisión. Él cree que su labor es respetable –
después de todo, trabaja en Las Últimas Noticias,
el diario más vendido de Chile- ya que la farándula
acorta la brecha entre las clases sociales. “Cuando la dueña
de casa golpeada por el marido se da cuenta que a Karen Doggenweiler
le pasó lo mismo, a la vez se percata de que ella es tan
persona como la susodicha, que tiene los mismo problemas y los mismos
derechos”. Desde ese punto de vista, Palazzo afirma que la
farándula democratiza la sociedad.
Carlos
Ossa concuerda con Palazzo. Si el asunto vende es por algo, porque
responde a una necesidad de la gente. “Lo que ha logrado la
televisión es volver horizontal la vida de los celebres con
la vida de los comunes, de manera que éstos no ven a los
célebres como extraños, sino como cercanos. La consecuencia
de ello es que la gente ve estos programas por el alto grado de
convocatoria confesional que tienen”, explica.
Similar
cosa plantea Guillermo Sunkel, sociólogo y académico
de nuestro Instituto: “La gracia de estos programas es que
son trans clasistas: cortan a través de las clases, de las
generaciones, entonces llegan a todo el mundo”.
Periodismo
en serio
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Iván
Núñez, periodista de Chilevisión.
Foto: CHV |
Muchos
se sorprenden cuando se enterar de que Iván Núñez,
el periodista serio e inquisidor del programa de debate El Termómetro,
es también editor periodístico de un espacio netamente
farandulero. Sin embargo, para él esto no constituye una
contradicción: “Para mi Primer Plano es un
proyecto periodístico y de televisión tan interesante
como los otros. Y no me da vergüenza decirlo, porque dentro
de su área es un programa súper serio, nunca nos han
desmentido”.
Núñez
explica que, si bien su contenido suele ser considerado como “poco
serio”, en el espacio se trabaja con el mismo rigor que debe
aplicarse a cualquier área del periodismo. “Puede que
a muchos les parezcan menos serios los temas sobre los que hablamos,
pero finalmente el método periodístico es el mismo.
Nosotros investigamos, ocupamos más de una fuente, no publicamos
rumores. Yo exijo confirmación y calificación de las
fuentes, anticipar la noticia a otros medios, y todo aquello que
se le puede pedir a cualquier periodista en otra área”.
Similar
opinión tiene Mauricio Palazzo, quien señala que “existe
una fuerte presión por escribir bien los temas, tener cierto
estilo”. El periodista opina que la farándula puede
cumplir una función que va más allá de la entretención:
“Si la farándula logra que más gente lea el
diario y se entere -de paso- de lo que está sucediendo en
este país, sería bastante bueno”.
En
este sentido, Guillermo Sunkel plantea que los temas relativos al
espectáculo puede ser una nueva forma de instalar temas importantes
en el debate público. “Ahora los grandes temas, como
la violencia intrafamiliar, aparecen porque a un personaje de la
farándula le sacaron ‘la cresta’, y eso detona
la discusión. El tema de los niños que trabajan en
la calle apareció por el caso Spiniak, y el trabajo infantil
en general, por Christell”.
El
académico afirma que a través de estos escándalos
del llamado “jet set criollo” se están instalando
los temas de fondo, y no a la inversa como ocurría antes,
dado el atractivo que tiene esta nueva forma de narrar. “Creo
que hay un enganche cultural, una sintonía con esta forma
de contar, que es más particular, más cercana. Tiene
que ver con personas con nombre y apellido, con situaciones reconocibles
y no con ideas abstractas”.
El académico también sugiere que el éxito de
la farándula tiene que ver con el gusto por el melodrama,
porque interesarse en la vida privada de los personajes públicos
–dice- es casi como seguir una teleserie. “El enganche
tiene que ver con que la gente lee en clave de telenovela. Se engancha
en historias que están contadas en periodos largos de tiempo,
con personajes secundarios, con un poco de suspenso, drama, violencia,
con todo lo que tiene la vida cotidiana”.
Según
Sunkel, esto respondería a un fenómeno generalizado.
A su juicio, asistimos a una transformación general en la
forma de informar. Una tendencia mediática que él
califica como el paso del periodismo objetivo al periodismo narrativo:
“Los diarios antiguos tenían esquemas argumentativos:
deliberación, exposición de puntos de vista, argumentación.
En cambio hoy, incluso en los diarios serios, normalmente se está
leyendo telenovela. Uno sigue casos que tienen un desarrollo en
el tiempo, que tienen suspenso, intriga, pasiones”.
Suma
y sigue
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Antiguo
panel de Primer Plano, de Chilevisión.
Foto: planetamodelos.com |
Cuando
en Buenos Días a Todos aparece la campaña
del “Hogar de Cristo”, el rating baja. Cuando La
Últimas Noticias titula con la cancelación del
matrimonio de Zamorano, las ventas se disparan. Y es que la farándula
vende, y, como señala Jacqueline Cepeda, “Hoy todo
se mide por el rating”.
Iván
Núñez cree que el éxito de los programas de
farándula parte con la sed de la gente por saber más
sobre las figuras públicas, lo que responde al morbo y también
a un afán de identificación. El periodista explica
que el fenómeno se retroalimenta, porque no sólo a
los medios les interesa hablar sobre los famosos, sino que a ellos
les favorece que se hable sobre sus vidas: “Las personas públicas
se dan cuenta de que ésta es una industria, y que tal como
les sirve a los medios, les puede servir a ellos”.
No
son sólo los periodistas los que siguen a los famosos, sino
que son ellos los que llaman a los diarios para contar lo que les
pasa y conseguir ser entrevistados. En el caso de Buenos Días
a Todos, por ejemplo, todos los invitados van de manera gratuita,
porque les interesa salir en pantalla. “Es justo que tengan
el espacio para decir su verdad, por eso van al programa”,
opina Cepeda.
En
cuanto a lo que sucederá con este tema en el futuro, Núñez
cree que hoy estamos en un punto de ebullición que después
tenderá a estabilizarse. “El público chileno
en los ´90 se interesó en el deporte, en los ´80
en la política, hoy día en la farándula, y
mañana podrá ser en otra cosa”.
Carlos
Ossa en tanto, cree que este boom del espectáculo no llegará
a agotarse, porque, al menos en el caso de la televisión,
ésta crea a los chilenos y satisface sus demandas de reconocimiento,
identificación, chisme y voyeurismo. “Por condiciones
de distinta índole, el chisme y el voyeurismo, siempre presentes,
hoy se han exacerbado, y la televisión es capaz de recoger
esto. Si se agota la farándula, se pone otra cosa, porque
la estrategia normativa de la televisión se adelanta a su
decaimiento”, explica.
Más
radical es la opinión de Mauricio Palazzo: “La gente
es copuchenta y le gusta verle las yayitas a los famosos, así
que a menos que haya guerra o una debacle económica, la farándula
seguirá en alza”.
El
fenómeno LUN
Las Últimas Noticias ( LUN) es el
diario más vendido en Chile. Así lo demuestra
el último informe de la Asociación de Verificación
de Circulación y Lectoría AVCL, a partir de
un estudio realizado entre julio y diciembre de 2003.
Como
explicara Agustín Edwards (hijo) en el último
Congreso de Marketing de ICARE, hasta el año 2000,
LUN tenía un rol de diario estratégico,
dedicado a marcar a los competidores, con el objeto de ayudar
a los demás diarios de la cadena El Mercurio,
misión que lo había relegado al cuarto lugar
de la circulación nacional.
Fue
por eso que decidió llevar a cabo una reformulación,
cuya meta era convertirse en el diario más leído
del país. A través de un contador de visitas
instalado en cada noticia del diario en Internet, como herramienta
evaluadora, los ejecutivos detectaron cuáles eran los
temas que más interesaban al público.
Estos
datos derivaron en un cambio radical de la pauta periodística.
De destacar los hechos importantes para las autoridades y
de supuesta relevancia para los lectores, el periódico
pasó a resaltar los temas que la gente que conversa,
modelo que Edwards llama “Lectura Compartida”.
Y tanto las páginas de LUN como el éxito
de la fórmula reflejan cuáles es el tópico
de interés de los chilenos: la farándula.
Las
Últimas Noticias vende hoy un promedio de 159.883
ejemplares diarios, alcanzando la más alta circulación
entre los periódicos del país, seguido por los
134.991 de La Cuarta, que de algún modo ha
reproducido el estilo de LUN. |
Paulette
Dougnac |
Miércoles
23 de junio, 2004 |
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