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Propiedad intelectual y Derechos de autor:

El factor Google

El factor Google
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A fines del 2005, el famoso motor de búsqueda por Internet inició su proyecto de digitalizar más de 15 millones de libros. La puesta en línea de novelas, poesías, tratados y documentos considerados históricos, reanimó la controversia sobre la Propiedad intelectual en la nueva era de la información ¿Cuáles son los límites del copyright? ¿A quién beneficia este proyecto?

En 1999, dos estudiantes de doctorado de la universidad de Stanford, Sergey Brin y Larry Page, conquistaron el mundo de las búsquedas por Internet partiendo por lo sencillo. El diálogo entre los jóvenes - ahora millonarios- puede haber sido muy similar al siguiente:

Larry: ¿Cómo simplificar la exploración de un medio tan saturado de datos?

Sergey: Elemental, mi querido Larry. Ofreciendo una pantalla en blanco con una austera caja de búsquedas.

Larry: ¡Claro! Y ordenando los resultados de la búsqueda de acuerdo a un rango de importancia.

Sergey: .Ordenamos los resultados con respecto a cuántas veces son citadas las palabras claves de búsqueda en los enlaces.

Ambos: ¡Eureka!

Así, en una época en que los buscadores deseaban complejizarse para ofrecer más, google ofreció menos: una página con un cuadrado para hacer enter . Y el método resultó efectivo, ya que el motor escanea la web a alta velocidad arrojando millones de enlaces para un término.

Hoy, las aspiraciones de la empresa con sede en Montain View, California, se han extendido al presentar una herramienta nueva casi cada mes. Tanto, que el mismísimo Bill Gates declaró que Google "ha pateado nuestros traseros" en el Foro económico Mundial en Davos, Suiza, reconociendo "el alto nivel de inteligencia" del buscador.

El 14 de diciembre del 2004 Google anunció un acuerdo para digitalizar alrededor de 15 millones de libros que residen en algunas de las más prestigiosas bibliotecas del mundo, como las de Oxford, Harvard, Michigan y Stanford. El proyecto llamado Google Print puede tomar diez años y costar cerca de 150 millones de dólares.

Algún tiempo antes, Google presentó instrumentos hoy masivos como el correo gratuito Gmail, de 1 GB de capacidad, además de organizadores como Google groups, Google News, Picasa (organizador de imágenes) y Froogle, un comparador de precios que funciona como una calculadora directamente en la caja de búsquedas, entre otros.

Pero la herramienta que estuvo durante el 2005 en el ojo del huracán fue Google Print (www.print.google.com) transformado hoy en Google books, sistema de búsqueda de libros en una versión "preliminar", con contenido limitado.

La elite intelectual del mundo, llámense editores, bibliotecólogos, estudiosos y juristas, se encuentran en posiciones divididas ante la puesta en marcha de esta biblioteca virtual. La controversia toca directamente el tema de la Propiedad intelectual, un debate en continua reestructuración a la luz del impacto de Internet en la generación y publicación de nuevos contenidos culturales.

La manzana de la discordia

La pretensión de Google de organizar la información mundial, asusta. Pero el proceso de digitalización de libros lleva varios años en marcha a través de cientos de proyectos en todo el mundo. Las iniciativas más conocidas son "Project Gutenberg" con más de 17 mil libros en linea; la "Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes", que cuenta con 8 mil títulos en español; y "Gálica", con 1.250 textos en francés. Estos proyectos, que buscan difundir la cultura, se sustentan a menudo en fondos privados o en el trabajo de voluntarios y se limitan a libros de dominio público o con permiso de distribución del titular del copyright.

Estas iniciativas fueron desarrollándose sin mayores controversias, hasta que los grandes motores de búsqueda entraron en escena. Mientras editores y autores consideran que el proyecto viola los derechos de propiedad intelectual, Google declara hasta el cansancio que "respeta la ley". La manzana de la discordia se encuentra precisamente en que el acuerdo para la digitalización de libros fue efectuado con las bibliotecas, no con autores ni editores.

El principal temor suscitado por este acuerdo, en el mundo editorial, es la pérdida de control de sus publicaciones en manos de la biblioteca virtual. Google arremete, señalando que el proyecto está protegido por la doctrina del "uso legítimo" ("fair use") de las leyes de propiedad intelectual estadounidenses y que no es necesario el permiso de los propietarios del copyright , ya que "Búsqueda de libros" solo muestra una pequeña proporción del texto.

Así, si se trata de libros de dominio público, se puede ver la página completa y consultar todo el libro; si son libros enviados por un editor afiliado, se puede ver una página completa y ciertas páginas precedentes o siguientes; y si son textos de biblioteca protegidos por derechos de autor, solo se mostrará información bibliográfica y algunas frases del texto que aparecen junto al término de la búsqueda.

Google aboga por la similitud entre la biblioteca virtual y la tradicional, señalando que el objetivo es encontrar libros, no leerlos de principio a fin. Rabin Yaghoubi, director de desarrollo estratégico de Google, declaró en noviembre del 2005 al New York Times que "nadie puede detener la B iblioteca Google . Somos escrupulosos con la ley. En EEUU no existe ningún impedimento legal a nuestro proyecto. Y, en Europa, para disipar cualquier duda, estamos escaneando sólo libros del dominio público anteriores al año 1900. En todo el mundo, en el caso de autores vivos, pactaremos con ellos o con sus editoriales qué porcentaje de la obra introducimos, e incluiremos links para que el internauta pueda comprar el título completo en una librería, lo que incrementará los beneficios de las editoriales"

¿Y la ganancia?

Fuera del aspecto aparentemente altruista del proyecto, ¿Dónde está realmente la ganancia? Digitalizar un libro cuesta alrededor de 10 centavos de dólar por página. Si se necesita un esfuerzo extra, un texto puede costar a lo más 100 dólares. Y los libros nuevos ya están en archivos digitales. El negocio para recuperar la inversión - hoy en una primera etapa - podría incluir publicidad o una especie de suscripción al estilo "pay per view": el "pay per page".

En el caso de la publicidad, Google Books podría integrarse con un sistema denominado Adwords, por el cual los anunciantes pagan para que sus avisos aparezcan cuando el navegante introduce una cadena de búsqueda determinada.

Otra posibilidad, delineada en noviembre del 2005 por el "Wall Street Journal" es el alquiler de libros. Según la publicación, Google estaría en conversaciones con una editorial no identificada, para arrendar sus nuevos títulos durante una semana. El precio del alquiler estaría en torno al 10 por ciento del precio del libro y disponible sólo para una lectura en pantalla (sin la posibilidad de imprimir o escanear).

Tanto el "pay per page" como el arriendo de libros completos son negocios potenciales. Las editoriales temen perder divisas o que el formato en papel quede obsoleto. Google asegura que su programa significaría publicidad para autores nuevos o desconocidos.

El "Copyleft"

Tangencialmente, el debate acerca del motor de búsqueda de libros de Google inició la discusión sobre la propiedad intelectual en un medio saturado de información como Internet. Si en el siglo XIX la mayoría de la propiedad intelectual estaba en dominio público, hoy la situación es muy distinta.

Por ejemplo, en 1787 la constitución de EE.UU dictó que el copyright se extendería por 17 años. Los abogados de grandes corporaciones han conseguido extender las licencias mediante prórrogas sucesivas. La última prorroga dictada por jurisprudencia en 1998 determina un periodo de protección intelectual de 70 años. Esta fue denominada como la "ley del ratón Mickey", ya que evita que el primer cortometraje animado de Disney pase a ser patrimonio público.

Frente a este problema, el profesor de derecho de la Universidad de Stanford, Lawrence "Larry" Lessig, ofreció un sistema alternativo de licencias, Creative Commons, que entrega al autor la potestad de decidir la forma en que se empleará su creación.

Lessig propone distintos tipos de licencias. La más rígida prohíbe el uso comercial de la obra, permitiendo su distribución mientras que el contenido no sea alterado y se señale al autor. La más flexible permite que la obra se distribuya, se remezcle (en el caso de la música electrónica, por ejemplo) o se creen otras obras a partir de la inicial, incluso con propósitos comerciales, siempre que se mencione al autor.

Así, se acuña el concepto de "copyleft" (obra de dominio público) frente al tradicional "copyright". El objetivo es estimular un territorio común de creatividad. En una entrevista para el diario El Mercurio en junio del 2005, Lessig señala que su organización está "en contra de las cargas legales innecesarias que debilitan la oportunidad de los creadores para compartir su trabajo. Nuestro objetivo es eliminar esos lastres ". Se reconoce, por lo tanto, la explosión de creadores que Internet dio a luz: nuevos músicos, fotógrafos que emplean medios digitales para publicar e intercambiar sus obras. Se reconoce, al fin, el bricolaje creativo.

Hace 8 meses que Creative Commons está en Chile, a cargo de la Universidad de Chile y la Corporación de Derechos Digitales, por lo que en nuestro país puede hoy hablarse de "algunos derechos reservados".

El factor Google
la propuesta del movimiento por la devolución

La "Devolución"

En el otro extremo de la misma cuerda se encuentra el Movimiento por la Devolución (www.devolucion.info), grupo virtual que propone " patentes y derechos intensos pero breves y claramente delimitados en el tiempo", oponiéndose a "sistemas de 'derechos' eternos que controlen el rango de aplicación . Y esa es justamente la lógica que opone a la Devolución y a Creative Commons" .

La esencia de la propuesta radica en que el sistema de patentes y derechos de autor que buscaba asegurar la innovación y difusión de creaciones artísticas, científicas y técnicas, haciéndolas publicas por medio de una patente, debería hoy reformarse. Apoyándose en la publicación de Michele Boldrin y David Levine en la American Economic Review de Mayo del 2002, este movimiento señala que "Si la invención o idea creativa está incorporada en un producto (lo que es siempre el caso); si la reproducción o imitación o copia exige una cierta formación intelectual y si hay límites a la capacidad de reproducción (.) la disponibilidad de tecnologías informáticas que abaratan el coste de reproducir y transmitir información hará crecer, no disminuir, los beneficios que pueden obtener los creadores de información en ausencia de la protección ofrecida por el copyright".

En esta perspectiva, grandes grupos han disfrutado de rentas monopólicas (por ejemplo, la industria farmacéutica) a través de las patentes, por lo que se plantea una devolución de estos derechos a la sociedad ¿De qué forma? Acortando la duración de los derechos, de 70 a 10 años en el caso de la propiedad intelectual y de 20 a 5 años para las patentes farmacéuticas. Según sus creadores, Devolución significa libre movimiento y utilización de conocimientos y tecnología , es decir: "Acabar paulatinamente con el monopolio del conocimiento de los países y regiones desarrolladas y romper las barreras de acceso a la tecnología (patentes) y a la formación de las personas (copyright y Derechos de autor) que la mal llamada propiedad intelectual impone a las economías más débiles".

De una u otra forma, la visión sobre la Propiedad Intelectual y los Derechos de Autor está cambiando. Transformación motivada por las nuevas formas de difusión y creación que plantea tanto Internet como las tecnologías empleadas en el cyber espacio.

 

Por: Antonella Galarce Denninger Fecha de publicación:
viernes 5 de mayo 2006